ABC DEL LIBRO ROJO
¿Qué es el Libro Rojo?
Juan Carlos Alonso G.
Después de su ruptura con Freud, comenzó para Jung un difícil período de desorientación en el que tuvo una serie de sueños y fantasías tan intensos que creyó posible que se hubiera generado en él un trastorno psíquico, del cual no lograba descubrir las causas. En 1913 tuvo alucinaciones y sueños en los que veía terribles inundaciones y heladas que atacaban el norte de Europa, causando muerte y desolación. El caos es también externo: el 1° de agosto de 1914 estalló la primera guerra mundial. La tensión interna se volvía insostenible por momentos para Jung, quien sabía que ese tipo de conmoción interna era la que había hecho enloquecer a varios personajes en la historia, entre otros a Nietzsche. Como buen investigador que era, comenzó a anotar las fantasías que tenía, así como el estado psíquico en que surgían. Las relataba en un lenguaje poético, pues encontró que era el estilo que más se ajustaba a los arquetipos.
Un ejemplo de este material lo relata Jung en su biografía Recuerdos, sueños, pensamientos. Cuenta que a mediados de 1913, se abandonó a sus fantasías y sintió con pánico que el suelo se hundía bajo sus pies. Luego de caer en un abismo, sintió que pisaba finalmente tierra firme, pero se vio entonces en medio de la oscuridad. Después logró ver a una especie de gnomo momificado a la entrada de una cueva. Pasó por su lado y caminó por entre el agua hasta una roca, encima de la cual había un cristal rojo que brillaba. Levantó el cristal y descubrió que debajo había un hueco, y en el fondo alcanzó a ver una corriente de agua. Por allí vio pasar el cadáver de un muchacho rubio con una herida en la cabeza. Detrás pasó un enorme escarabajo negro, y al final vio salir del fondo del agua un sol naciente. La luz deslumbró a Jung, por lo que trató de tapar de nuevo el hueco, pero no lo pudo hacer pues salió del orificio un río de sangre que salió hasta extinguirse. Allí acababa la fantasía.
Las fantasías de ese período de 1913 a 1918 parecían surgir de una profundidad cada vez mayor. En el nivel más subterráneo del reino del inconsciente (equivalente simbólicamente al país de los muertos), Jung se encontró con personajes arquetípicos con los que dialogaba, que le revelaban una valiosa información sobre esa otra dimensión descubierta: Elías, el arquetipo del viejo sabio racional, y Salomé, arquetipo del ánima negativa erotizada e irracional. A partir de la figura de Elías se generó luego otra: la de Filemón, con astas de toro, alas de alción, y unas llaves en la cintura. También Filemón dio paso posteriormente a otro personaje, Ka, una especie de espíritu diabólico, asociado con el homúnculo alquímico.
Filemon (pintura de Jung)
Cuenta Jung que él lograba desarrollar un diálogo interior entre su yo consciente y cada una de estas figuras arquetípicas. Este diálogo le permitirá descubrir y desarrollar lo que luego bautizará como la técnica de la imaginación activa, un diálogo diferenciado entre consciente e inconsciente, que tenía el beneficio de lograr neutralizar el poder que este último tiene sobre el primero.
Todo este fluir de material inconsciente que se le presentaba, lo describió Jung primero en el Libro Negro y luego lo transcribió al famoso Libro Rojo de 1914 a 1930, en letra gótica y acompañado todo con hermosos dibujos. Advirtió Jung en algunas entrevistas que ese mundo de imágenes inconscientes son las mismas que confunden al enfermo mental, pero que de igual manera, son también la matriz de la fantasía creadora. Es ese material el que hace parte del Libro Rojo que se acaba de publicar en inglés. Tiene el valor histórico de representar la materia prima para buena parte de lo que serán sus formulaciones más novedosas y revolucionarias acerca del inconsciente desarrolladas en los siguientes años.
En su autobiografía, Jung afirma que toda su obra fue un esfuerzo por transmitir esa corriente de lava a la ideología de la época, pero nos atrevemos a decir que más que para su propia generación, el Libro Rojo estaba destinado a la posteridad, como lo demuestra el interés que ha despertado su actual publicación.
¿Por qué se publica hasta ahora?
Este antiguo libro, encuadernado en cuero rojo, ha pasado el último cuarto de siglo oculto en la bóveda de un banco en Suiza. La obra es grande y pesada y en su lomo está grabado con letras de oro «Liber Novus,» que en latín significa «Nuevo Libro»
Algunas personas piensan que nadie debería leer el libro, y otros creen que todo el mundo debería leerlo. La verdad es que nadie lo sabe realmente. La mayor parte de lo que se ha dicho sobre el libro -lo que es y lo que significa- es el producto de conjeturas, porque desde el momento en que Jung lo inició en 1914, parece que tan sólo alrededor de una veintena de personas lo habían logrado leer o dar cuando mucho un vistazo. Jung mantuvo en vida el Libro Rojo encerrado en un armario de su casa, y cuando murió en 1961 no dejó instrucciones específicas acerca de qué hacer con él. Su hijo, Franz, arquitecto y tercero de cinco hijos, optó por dejar el libro donde estaba, con sus extrañas meditaciones y elaboradas pinturas.
Cada vez que alguien solicitaba ver el Libro Rojo, los miembros de la familia se negaban. Afirmaban que el libro era algo privado, producto de un intenso trabajo personal. Sin embargo, el secreto del Libro Rojo de Carl Jung, escaneado y traducido, está ya en las librerías y eso es una victoria de varias personas.
Una de estas personas es el analista junguiano Stephen Martin, director de la Fundación Filemón, la cual se centra en la preparación de las obras inéditas de Carl Jung para su publicación, en especial el Libro Rojo. La fundación ayudó a pagar la traducción del libro y la adición de una extensa introducción y una amplia serie de notas de pie de página, escrita por un historiador de Londres llamado Sonu Shamdasani, quien se desempeña como editor general de la fundación y que pasó cerca de tres años convenciendo a la familia para apoyar la publicación del libro. La descodificación del Libro Rojo fue un proceso largo y de alta concentración. Shamdasani fue cauteloso con los herederos de Jung. Se acercó primero a la familia con una propuesta para publicar el libro 1997, lo cual resultó ser un momento oportuno, pues Franz Jung, un vehemente opositor de la exposición de la vida privada de su padre, había fallecido recientemente, y la familia se estaba recuperando de la publicación de los controvertidos y debatidos libros del psicólogo norteamericano Richard Noll por lo que deseaban autores con reconocida seriedad.
Shamdasani apareció con dos manuscritos parciales (sin ilustraciones) del Libro Rojo, que había excavado en otra parte. Eso significaba que Jung había distribuido el texto al menos a unos pocos amigos, presumiblemente solicitando comentarios para su publicación. Eso demostraba que aunque el libro siempre se había considerado privado e inaccesible, era de hecho, fácil de encontrar. Era probable que con o sin la bendición de la familia, el Libro Rojo -o al menos partes de él, se hiciera público en algún momento.
Durante cerca de dos años, Shamdasani estuvo yendo y viniendo de Zurich. Finalmente, después de prolongadas deliberaciones dentro de la familia, se le dio a Shamdasani un pequeño salario y una copia a color del libro original, y se le concedió el permiso para proceder a la preparación de la obra antes de su publicación. Y después de vivir más o menos a solas con el libro, durante casi una década, Shamdasani encontró la manera de salir del enorme laberinto.
El Libro Rojo no es un camino fácil. No lo era para Jung, no lo era para su familia, ni para Shamdasani, y tampoco lo será para los lectores. El libro es ampuloso, barroco y como tantas otras cosas de Carl Jung, una rareza voluntaria, sincronizada con una realidad antidiluviana y mística. El texto es denso, a menudo poético, siempre extraño. El arte es también extraño. Incluso hoy en día, su publicación se considera riesgosa.
En 1959, Jung escribió un breve epílogo sobre este libro, reconociendo el dilema central al considerar el destino del libro. «Para el observador superficial», escribió, «parecerá como la locura.» Sin embargo, el hecho de que escribiera un epílogo, parecería indicar que confíaba que algún día el libro encontraría el público adecuado.
(Resumen del artículo de Sara Corbet The Holy Grail of the Unconscious, publicado el 16 de septiembre de 2009 por el New York Times)
¿Qué características tiene la publicación?
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