«ESPIRITUALIDAD, FUNDAMENTALISMO Y EXPERIENCIA ANALÍTICA«
Walter Boechat
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Traducción de Juan Carlos Alonso
«Para la razón, el hecho de «mitologizar» (mythologein) es una especulación estéril, mientras que para el corazón y la sensibilidad esa actividad es vital y saludable: confiere a la existencia un brillo al cual no se querría renunciar».(Jung, 1978, p. 261)
RESUMEN
El autor pretende introducir en su trabajo una reflexión sobre la importancia de la experiencia espiritual genuina en la sociedad contemporánea. El texto recuerda las características de lo que busca definir como espiritualidad psicológica. Define también la espiritualidad genuina para contraponerla al fundamentalismo. El fundamentalismo es abordado en sus cuatro aspectos: teológico, político, cultural y global. A partir de la psicodinámica del fundamentalismo occidental y oriental, se busca una salida: la sugerida por Leonardo Boff y por Jung; el ejemplo virtuoso de Francisco de Assis, en palabras de Leonardo Boff «un fundamentalismo radical», pues va de forma radical a las esencias de la religión, o a la vivencia del proceso de individuación de C.G. Jung.
CARACTERÍSTICAS DE LA ESPIRITUALIDAD PSICOLÓGICA
En principio, para la psicología analítica, toda experiencia es psíquica y se da a través de un contenido psíquico que se relaciona con el ego. Tres principios básicos fundamentan la religiosidad espontánea y autóctona de la psique: sería lo que llamo, siguiendo a Dourley (1990) los procesos de interiorización, relativización y universalización.
La interiorización expresa la importancia ya mencionada de la experiencia individual única y personal, transformadora, expresión del proceso de individuación. Más aún: la experiencia de la deidad disociada de la experiencia personal, un dios producido a partir de ritos y dogmas externos, un dios de la religión institucional está destinado al fracaso.
Encontramos ejemplos de procesos psíquicos inconscientes asociados al movimiento de interiorización, relativización y universalización en sueños y fantasías de Jung relatadas en su libro Recuerdos, sueños, Pensamientos (Jung, 1978).
Jung relata que muy pronto, probablemente a los tres años de edad, soñó que llegaba a un lugar subterráneo y veía un altar con un enorme falo con un ojo en el centro. Oye la voz de su madre: «ese es el devorador de gente.» (Jung, op. cit., p.25).
Cuando a los 12 años Jung pasaba por la plaza de la ciudad vio la cúpula de la iglesia ante el cielo azul y comenzó a sentirse obsesionado por un pensamiento prohibido que le daba dolores de cabeza y le provocaba asfixia.
«Finalmente el pensamiento rechazado emergió: la catedral de la plaza de la ciudad, con su bella cúpula azulada, el día soleado, el cielo azul; en el cielo, Dios está sentado en su trono, pero debajo del trono se desprende un enorme excremento que cae sobre el bello techo de la iglesiaque se derrumba, junto con sus columnas!» (Jung, 1978, pp. 48 y ss.)
El sueño del falo subterráneo apunta hacia la subjetividad radical de la experiencia religiosa genuina. Es la tradición religiosa del deus abscondidus en oposición al dios institucional de las iglesias. El falo revela la vitalidad secreta de la experiencia subjetiva de lo divino, señalando hacia las expresiones de la Grecia clásica de los deuses ictifálicos y fecundadores, como Hermes y su altar, la Herma, fundamento de la tradición del obelisco como centro fálico de las ciudades. La hermenéutica mitológica de este símbolo céntrico de la individuación de Jung, apunta hacia el sagrado lingam, el falo del dios Shiva, principio espiritual que fecunda el yoni receptivo del principio material del universo.
En este aspecto de la subjetividad radical de la experiencia psicológica de lo divino, un dios institucional fuera de la psique, un «totalmente otro» es inconcebible para la psicología analítica. En vez de él, tenemos el totalmente Yo, «lo Yo-Yo en el corazón» (1), o la experiencia del arquetipo del Self.
La concepción exteriorizada de Dios continúa siendo, para la psicología analítica, uno de los principales factores patologizantes de la tradición religiosa occidental. Esto es así porque remueve el núcleo de la vida psíquica, el arquetipo del Self, para rituales externos, así como para una concepción de un Dios localizado más allá de la vida, en el que un santuario sacrosanto permanece remoto de la experiencia de la vida personal, de la espiritualidad de lo cotidiano de la vida personal.
Estas cuestiones llevan al problema de la relativización del mito religioso. Ninguna religión ni su mito detienen la verdad final sobre la experiencia religiosa. La experiencia religiosa se expresa de diversas formas, así como
el proceso de individuación es particular en su esencia.Si la interiorización expresa el hecho de que todas las religiones se originan en la experiencia subjetiva de lo cotidiano de cada uno, y la relativización se refiere al hecho de que ningún mito agota las energías arquetípicas que en él buscan expresarse, la universalización expresa el carácter colectivo del mito religioso, que se manifiesta en los movimientos profundos de la energía psíquica del inconsciente colectivo.
La encarnación, mito céntrico y más caro al cristianismo es entendido como una expresión del proceso de individuación y la aproximación gradual del ego al Self. El llamado por la psicología analítica punto medio de la personalidad, o mid-point personality (2), expresa la posibilidad del ego de abandonar su identificación con la persona cotidiana y aproximarse al arquetipo del Self, percibiéndose a su imagen y semejanza.
El mito de la encarnación está asociado a la concepción teológica del homousia, es decir, «ser de la misma substancia«. Cristo es identico al Padre, por ser de la misma substancia que Él. Dentro de una concepción psicológica, el homousia no es una particularidad del Jesus de Nazaret histórico, sino del Cristo, el ungido, símbolo del Self, por lo tanto una potencialidad de todos los hombres. La experiencia religiosa es una percepción de esta homousia esencial de todo ser humano.
Otro sueño de Jung que tuvo inmediatamente después de su grave enfermedad cardíaca de 1944 expresa en forma clara todas las cuestionaes de la interiorización y universalización de la experiencia religiosa.
Andando por un camino en las montañas, Jung ve una capilla al borde de la carretera. Entra y sorprendido constata que el altar no posee ninguna imagen de la Virgen Maria o de Cristo, sino simplemente un arreglo floral. Al lado, hay un Yogui en profunda meditación. Aproximándose, Jung se da cuenta que el Yogui tiene su propio rostro. Se despierta entonces presa del miedo y piensa: él me sueña en este mundo tridimensional. Cuando salga de su meditación, dejaré de existir como Carl Gustav Jung. (Jung, 1978, p. 280).
La percepción de naturaleza psicológica de la experiencia religiosa es extremadamente valiosa para el hombre de la actualidad. Su espiritualidad adquiere nuevas formas, gana nuevos símbolos, pero es en esencia la misma, en todos los tiempos: la experiencia profunda del arquetipo del Self y de sus símbolos.
La experiencia espiritual genuina debatida hasta el momento en este trabajo, como se vé, tiene características muy particulares, siendo profundas y al mismo tiempo universales, siendo únicas en el tiempo y en el espacio, y al mismo tiempo relativas, pues toda experiencia religiosa toca factores arquetípicos genuinos comunes a toda humanidad. La escalera de Jacob y su movimiento de ascenso y descenso por donde suben y bajan los ángeles, no es sólo particular a la experiencia de revelación judía, sino que se manifiesta en cualquier religión chamánica de éxtasis.
ORÍGENES DEL FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO
Contraponiéndose a la experiencia espiritual, se afirma cada vez más en el mundo perturbado de hoy, el fenómeno del fundamentalismo religioso. Para que entendamos el fundamentalismo religioso y lo contrapongamos a la experiencia espiritual, tenemos que entender algo de su historia y de su conceptualización.
El nombre fundamentalismo como movimiento institucional y político-social se originó a partir de la universidad de Princeton, en los Estados Unidos, en 1915 (3), denominándose el Fundamentalismo de Princeton. Se caracterizó como un fuerte movimiento religioso originado en capas religiosas americanas tradicionales en reacción al dominio de la modernidad en la mentalidad americana, cada vez más bajo la influencia de los conceptos del evolucionismo de Darwin. Según esa perspectiva, el hombre no fue creado a imagen y semejanza de Dios, sino, al contrario, forma parte de una larga y elaborada cadena de evolución de las especies, basada en la selección natural, en su concepción central: «la sobrevivencia del más apto». De la misma forma, la propia criación del cosmos no es realizada en «siete días» por el Creador, sino que por el contrario, hay un «Big Bang» de materia enormemente concentrada, en espacio cero y densidad infinitamente grande que pasa a expandirse. Para la mentalidad fundamentalista norteamericana tales ideas científicas son impensables, ya que contradicen la Biblia (4). Así, el universo fue creado realmente en siete días, Adán hecho del barro a imagen de Dios y Eva sacada de su costilla, como en la versión del Paraíso terrestre. Las palabras metáfora, mito, símbolo no tienen lugar aquí. Ciertas escuelas norteamericanas, como es sabido, son obligadas por ley a enseñar la versión literal de la creación, siendo el evolucionismo proscrito de la enseñanza. (5)
De una manera más general, el fundamentalismo es un movimiento reaccionario contra la tendencia liberalizante y modernizadora de la sociedad tecnológica norteamericana del siglo XX. En verdad, la modernidad con libertades democráticas implicó no sólo modernización tecnológica, sino también libertad espiritual con libertad de opiniones y secularización de diversos sectores de la sociedad.
Pero el fundamentalismo stricto sensu, siendo originario de Estados Unidos, constituye un fenómeno cultural arquetípico de intolerancia y rigidez religiosas, en el que, por temor a cambios y adaptaciones provenientes de las transformaciones culturales, líderes de la religión echan mano de sus fundamentos más rigurosos para preservar sus tradiciones de adaptaciones y transformaciones que juzgan peligrosas.
El FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO EN AMÉRICA LATINA
En América Latina y en Brasil en particular, el fundamentalismo dentro de la Iglesia católica (6)tuvo dos desarrollos principales, uno más conectado con aspectos de la doctrina y de la tradición de la religión, otro conectado a la moral y a las costumbres, con fuertes repercusiones sociales, siendo bastante destructivo y perjudicial al equilibrio social (Boff, op. cit.). Basta para ello recordar la muy debatida cuestión del control de la natalidad. El fundamentalismo católico preconiza como único método limitador de hijos la abstinencia sexual. Es sabido, que debido a la alta penetración e influencia de la Iglesia en segmentos pobres de la población donde las normas de la Iglesia son ampliamente aceptadas, su fundamentalismo doctrinario acaba contribuyendo al alto índice de natalidad en segmentos pobres de la población, así como a dificultades en el control del DST (7) y del SIDA.
En realidad, el fundamentalismo suramericano seguía la fuerte ola fundamentalista originaria de Europa en reacción al Concilio Vaticano II de Juan XXIII, en la década de los 60, con ideas fuertemente libertarias.
El FUNDAMENTALISMO GLOBAL Y SU PSICODINÁMICA
La cuestión del fundamentalismo religioso en un nivel mundial, vista de una manera más amplia, puede ser percibída como un tipo de fundamentalismo entre otros. Distinguimos cuatro tipos de fundamentalismo:
El teológico, que estamos discutiendo hasta aquí, el fundamentalismo político, el fundamentalismo cultural, que no es otra cosa que la fusión de los dos primeros y, por último, pero no menos importante, el fundamentalismo global, que es el involucramiento del fundamentalismo en movimientos globales de dominación y poder.
El fundamentalismo se caracteriza por el empleo defensivo de la ortodoxia de una tradición, sea religiosa o política, sea científica o filosófica, con la finalidad del deseo de dominación, sin el enfrentamiento de la dialéctica creativa. Por lo tanto, irá a aparecer en los más diversos ramos de la actividad social humana, sea religiosa, política o científica.
Pero ¿por qué el fundamentalismo aparece de manera tan frecuente? Visto desde lo psicológico, podemos de entrada entender que la perspectiva fundamentalista de ver el mundo nunca es relativa; es siempre absoluta, es decir, quien habla (el fundamentalista) tiene total razón sobre sus argumentos y el otro está totalmente engañado, nunca tiene algo que decir, él es siempre el enemigo, el terrorista, el infiel, el inculto, etc. Nada de lo que él venga a decir podrá llegar a ser provechoso o creativo para el fundamentalista, porque sólo él está en posesión de certezas y razones fundamentales que su conocimiento, su religión y su fe le proporcionan; aquel que está fuera de su ideología, no sabe nada. Eso le confiere una seguridad enorme, ya que su sombra está totalmente proyectada en el otro. Eso hace el fundamentalismo extremadamente peligroso, principalmente cuando adquiere la forma de fundamentalismo global, pues en el fundamentalismo hay ausencia de reflexión. El relativismo y la alteridad del juego democrático están ausentes.
Por una cuestión de proyección de la sombra y de etnocentrismo cultural es mucho más fácil para Occidente ver el fundamentalismo islámico dentro del mundo globalizado y políticamente polarizado, principalmente después de el atentado del 11 de septiembre. Realmente el evento de las torres gemelas de Nueva York marcó en forma trágica el verdadero inicio del tercer milenio, un milenio de una crisis gravísima que se arrastra por varios años sin perspectivas de solución, sino, al contrario, con agravamiento constante que no es necesario recordar aquí. Pero el islám se hizo muy conocido en el occidente por aspectos rigurosos de su fundamentalismo. Como todo fundamentalismo, los grupos fundamentalistas surgieron para defender un retorno a los fundamentos de la religión.
«En el caso del islám, una interpretación literal del Corán y del Hadith [los escritos del Profeta] y un modo de vida tradicional como solución para los problemas modernos. Se inspiraron en doctrinas como el wahabismo de Muhammad ibn Abdul Wahhab (1703- 87) que profesa un islamismo puro, riguroso, donde la música y la danza son condenadas». (Farah, 2001, p.72). –
El grupo extremista Talibán, de la Etnia Pashtu (significa «estudiantes») dominante en Afganistan, discrimina otras religióes e inclusive otros musulmanes no pertenecientes a su secta, tales como sufís y chiítas, tan radical es su fundamentalismo (Farah, op. cit. p.74). En mayo de 2001 los Talibanes determinaron que las personas pertenecientes a grupos étnicos o religiosos minoritarios, deberían marcar su condición cosiendo un pedazo de paño amarillo a la ropa (8).
También fue conocida en todo el mundo la actitud del Talibán de destruir con explosivos las gigantescas y bellas estatuas de Buda de la ciudad de Bamiyan, a pesar de todo el movimiento internacional en la tentativa de evitar el desastre. Alegó como justificación para su gesto aparentemente sin sentido, que el Corán condena la adoración de ídolos, ya que la divinidad no puede ser representada. Este es un ejemplo de fundamentalismo radical, el seguimiento rígido a lo que dice la letra del Corán y la imposibilidad de ver al otro (la religiáo budista y la representación simbólica de un Ahath, un iluminado, o Buda, con todos los significados que esa representación pueda tener para un Budista). Aún desconsiderándose el aspecto de religión de las estatuas gigantes de Bamiyan, éstas eran también tesoros arqueológicos valiosísimos de gran antigüedad, de la época preislámica del Afganistáo, anterior al siglo VIII. (Farah, ídem, ibid).
El ataque a esas estatuas nos remiten a asociaciones aparentemente distantes pero muy próximas al mismo tiempo. Tiempo atrás, un pastor de elevada posición de una Iglesia evangélica Brasileña, la Iglesia Universal del Reino de Dios, tuvo un gesto sorprendente frente la cámeras de televisión: atacó violentamente una imagen de la santa oficial patrona de Brasil, Nuestra Señora Aparecida. Golpeó ferozmente la imagen de la santa, la la pateó, y para sorpresa e indignación de todos los creyentes, adoptó explicación idéntica a la del Talibán islámico: la imagen de la santa era una desvirtuación de Dios, pues Dios no puede ser representado!! Percibimos aquí como el fanatismo del fundamentalismo brota em culturas diferentes con el mismo vigor y fuerza que desafía argumentos y cualquier dialéctica racional.
LA SOLUCIÓN PARA LOS FUNDAMENTALISMOS: UN FUNDAMENTALISMO RADICAL !Contra la fuerza y la irracionalidad del fundamentalismo religioso estamos proponiendo la salida que Leonardo Boff propone: el propio fundamentalismo, llevado a su extremo, el fundamentalismo de la experiencia religiosa extrema y fundamental, la experiencia religiosa de los grandes místicos fundadores de religiones, de San Francisco de Assis y Teresa de Ávila (9). Boff cita a Francisco de Assis como «el arquetipo de diálogo fecundo entre cristianismo e islamismo» (Boff, 2002, p.50).
Según Leonardo Boff, en 1216 Francisco fue donde el Papa Inocencio III para disuadirlo de hacer una cruzada contra los musulmanes. Francisco argumentaba «que debemos amar nuestros enemigos y no entrar en guerra con ellos» (ídem, ibid.. p.51). No siendo atendido, Francisco va él mismo al norte de Egipto donde los cruzados combaten a los islámicos para predicar la paz y la comprensión. Es naturalmente ridiculizado y expulsado. Rompe fronteras, busca los musulmanes. Preso y torturado es llevado ante el sultán Melek-el-Kamel. Boff cita fuentes que relatan un diálogo respetuoso que tuvieron, Francisco siendo bien tratado por el sultán. Francisco descubre que no es un ferocísimo infiel, como relataban las fuentes cristianas, sino un hombre piadoso y recto. El respeto mutuo entre Francisco y el sultán Melek-el-Kamel permitió que los franciscanos posteriormente permanecieran en los sitios santos de Palestina hasta los días actuales. San Francisco asumió la categoría de ‘Altísimo’ que es la categoría central de la teología musulmena (Boff, op. cit. p. 51).
El osado ejemplo de Francisco de Assis es lo que podemos de considerar dentro de la perspectiva psicológica, la profunda vivencia del proceso de individuación. Volvemos a lo que mencionamos antes con relación a los sueños de Jung: que ser musulman o cristiano, oriental u occidental, lo que importa es la cuestión de la actitud ante el mundo interior y el otro. Estaremos dentro del triple proceso de interiorización, relativización y universalización. Dentro de este proceso no hay posibilidad de ningún fundamentalismo limitante.
PALABRAS CLAVEEspiritualidad. Arquetipo. Símbolo. Fundamentalismo. individuación.
PIE DE PAGINA
1. «Yo-yo en el corazón»- Expressción usada por el maestro en Mana Yoga hindú Ramana Maharishi de Arunáchala, en Tiruvanamalai, refiriéndose a la búsqueda del verdadero Self.
2 Jung, C.G.- Las relaciones entre el yo y el inconsciente. O. C. Vol. 7 Petrópolis: Voces.
3 El documento original del fundamentalismo es la publicación de profesores de teología de la Universidad de Princeton: Fundamentals: a testimony of truth. 1915 (In: Boff: Fundamentalismo, p. 12 ).
4 Contradicen la Biblia, por lo menos en su forma literal. Es claro que esos exégetas son incapaces de percibir la Biblia como Mito, o realizar aquel movimiento que Jung sugiere de mitologizar. (M.S.R. p. 261). Todo Mito de Crea-ción es verdadero en la medida aún en que existe. La física cuántica ya supone la creación, no como un Big Bang, sino como incesantes Big Bangs; el universo constantemente creado (y destruido), por la teoría del universo inflacionario (Alan Guth). Es la formulación científica del Mito Hindú del Dios danzarin Shiva Nataraja, que por cada movimiento suyo, destruye el universo (y siempre crea otro).
5 Vide L. Boff, Fundamentalismo, Petrópolis, Voces.
6 El fundamentalismo católico responde por nombres como «integrismo» o «restauración». (Boff, op.cit.)
7 Enfermedades sexualmente transmisibles.
8 Tal actitud discriminatoria de los Talibanes es bastante semejante a la de los nazis que ordenaban a los judíos que cosieran una estrella de David bien visible en sus ropas en los campos de concentración.
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9 Vide L. Boff, Sáo Francisco de Assis, patrono de diálogo con los musulmanes. In: Fundamentalismo, p.50.
REFERENCIAS
BOFF, L.- (2002) . A globaliza-ción e o futuro da humanidade. Rio de Janeiro: Sextante.
BOFF, L.- (2005) Sáo Francisco de Assis. Ternura e vigor. Petrópolis: Vozes.
DOURLEY, J. P.- (1989) Jung’s impact on religious studies. In: C.G.Jung and the humanities. Toward a hermeneutics of culture. (Ed.: K. Barnaby e P. D’Acierno). Princeton.: Princeton University Press.
FARAH, P.D..-(2001) O islá. S. Paulo: Publifolha.
JUNG, C.G.- (1978). Memórias, sonhos e reflexóes. Rio de Janeiro: Nova Fronteira.
JUNG,C.G.- (1980) Psicologia e Religiáo, O. C. vol. 11. Petrópolis: Vozes.
JUNG, C.G.- (1978) 0 eu e o inconsciente. O. C. Vol. 7 Petrópolis: Vozes.