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Psicoanálisis y Espiritualidad
Murray Stein, Ph.D. Estudió en la Universidad de Yale, en el Instituto C. G. Jung de Zurich y en la Universidad de Chicago. Docente de esta última universidad. Expresidente de la International Association for Analytical Psychology (IAAP). Entre sus numerosas publicaciones se hallan Practising Wholeness (1966), Transformation: Emergence of the Self (1998), la rigurosa colección Jungian Analysis (1995). Se transcribe a continuación la Introducción del reciente libro traducido al castellano El mapa del alma según Jung (2004).
Murray Stein
En un cuento corto titulado "El Manuscrito de Dios", el escritor argentino Borges cuenta la historia de un mago Azteca, Tzinacan, quien fue capturado y torturado hasta lograr una confesión de su parte, presionado por el español Pedro de Alvarado, quien finalmente lo confisco en una oscura mazmorra subterránea. Esta prisión está dividida en dos secciones, en una vive Tzinacan, la otra la ocupa un jaguar, un animal sagrado para los nativos de las Américas. Ambas secciones están separadas por unas paredes de piedra que llegan hasta el techo de la bóveda, en las paredes hay una ventana protegida por barrotes a través de los cuales Tzinacan puede ver al jaguar cuando la luz penetra en el lugar. Solo por un momento, al mediodía, la brillante luz del sol entra en la celda desde arriba mientras el carcelero baja la ración diaria de comida y agua. Durante este breve espacio de tiempo Tzinacan puede observar manchado jaguar; y durante años se disciplinó a si mismo a observar al animal y a descifrar los códigos de sus movimientos. Tzinacan cree que el código secreto de las palabras del Dios Supremo, están inscriptas en los movimientos del jaguar. Quienquiera que aprenda y descifre este código será tan poderoso como el mismo Dios.Si él, Tzinacan, llega a comprender el código impreso en el jaguar, podrá entender a Dios, y con este conocimiento podrá liberarse a si mismo, vengarse de Pedro de Alvarado, y reestablecer su religión tradicional y la grandeza de su tribu. Tzinacan esta dedicado a esta sagrada misión.
Durante muchos años Tzinacan estudio al manchado jaguar. Él y el carcelero envejecieron juntos. El perdió su postura y su salud y eventualmente se debilitó tanto que ni podía levantarse del piso de piedra. Entonces, un día tuvo un sueño. En el sueño vio un simple grano de arena en su celda. Lo noto, y (aun dentro del sueño) se fue a dorrnir. Nuevamente sueña, y ahora hay dos granos de arena en su celda. Una tercera vez se va a dormir y sueña otra vez con otro grano mas de arena, y otra vez, y otra vez hasta que los granos de arena llenan su celda hasta el tope y el es sofocado y muere bajo su peso. Se da cuenta de que debe tratar de despertarse pero mientras despierta de un sueño descubre que debe despertarse de otro y de otro, una y otra vez. Para despertarse completamente él debe revertir toda la inmensa secuencia de sueños. La tarea parece desesperante. Él nunca podrá despertarse de todos los sueños. Repentinamente, sin embargo, muy por encima de él, la luz del sol fluye en la celda. Tzinacan despierta de su inmenso sueño. Enormemente aliviado, al liberarse de su pesadilla, bendice a su carcelero. Bendice aun esta horrorosa celda que lo cobija, a su viejo y dolorido cuerpo, por su resistencia y nervio.
En el mismo momento es iluminado. Ve a Dios y vislumbra la fatalidad final. Lo que el ve es la imagen de una Rueda Suprema hecha de fuego y agua que ocupa todo el Cosmos y une todo lo que existe. Tzinacan comprende repentinamente cuan pequeño es el en el Gran Significado, él no es mas que un pequeño filamento en la gran fábrica de la vida y del universo. Su gran enemigo Pedro de Alvarado, por otra parte, es también, un filamento en la misma fabrica. A medida que él estudia esta Rueda cósmica más profundamente comienza a comprender su total implicancia. Se da cuenta de que ahora puede leer el plan escrito sobre la piel del jaguar. También el código se hace inteligible para él. Es una fórmula de catorce palabras, elegidas al azar. Si son pronunciadas en voz alta le darán todo el poder que necesita para conseguir todo lo que ha deseado durante este largo exilio en la miseria. Al fin él tiene en sus manos el poder de abolir su cautiverio, renovar su cuerpo, destruir a su enemigo, reestablecer a su gente y su religión y regir como una vez lo hizo Montezuma, sobre todo Méjico.
Cuarenta sílabas, catorce palabras, y yo, Tzinacan, gobernaría...
Pero se que nunca diré esas palabras porque no me acuerdo mas de Tzinacan... Quienquiera que haya contemplado los igneos propósitos del universo no puede pensar en los términos de un hombre, en las triviales venturas y desventuras que vive, aunque él sea ese hombre. Ese hombre ha sido él y ahora nada de eso le importa.
Al igual que Job también cayó en el silencio cuando vió la reverente majestad de Dios, Tzinacan sella sus labios y acepta su pequeño lugar en la Rueda Suprema de la realidad final. Él no pronuncia las “Palabras de Dios” porque su ego ha sentido en forma directa al Maestro del Ser (el Self) del cual él es sólo una pequeña partícula.
¿Es el psicoanálisis no sólo una búsqueda hacia la percepción codificada en el jaguar, al que nombramos el inconsciente, o también la respuesta al acertijo de nuestra existencia?. Descubrir al Maestro del Ser que contiene a nuestro Ego en una urdimbre mucho mayor. La búsqueda de un modelo psíquico, y el intento de descifrar su código han sido sumamente importantes para el psicoanálisis desde que Freud publicó “La interpretación de los Sueños" hace cien años. A pesar de su determinación de mantener al psicoanálisis “en alto y libre” de las lóbregas regiones del “ocultismo” de la sabiduría esotérica, gnosis, magia y experiencia mística, Freud abrió accidentalmente la puerta del mundo del espíritu cuando suspendió el pensamiento dirigido, en favor de la asociación libre u las imágenes de los sueños. La “corriente de ocultismo” contra la cual advirtió a Jung (ver “Reflexiones sobre memorias de Sueños”) no pudo dejarse totalmente de lado.
Desde los comienzos del movimiento psicoanalítico, artistas, poetas, teólogos, filósofos y otros tomaron parte en su práctica y teorizaron.
El psicoanalista estudia al jaguar que ocupa la otra celda de la mente, el inconsciente. Si tan sólo yo pudiera obtener el control del inconsciente, piensa, tendré grandes poderes para transformar mi vida y el mundo a mi alrededor. Uno espera que la búsqueda de dicho poder, acabe con el darse cuenta de la relatividad del ego, dentro del enorme universo psíquico.
Tomado de http://www.fvinculo.org.ar/index.htm
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