NANCY SARQUIS
Nancy Sarquis es licenciada en Educación, tiene un Posgrado en Psicología y una experiencia docente de 25 años en la Universidad de Carabobo, Venezuela. Trabajó en el área de Educación Preescolar y Especial formando docentes para esas especialidades. Atiende consulta privada, es miembro de la Asociación Venezolana de Psicología Analítica (AVPA) y miembro individual de la International Association for Analytical Psychology (IAAP). Este documento corresponde a la ponencia presentada por la autora en la Asociación Venezolana de Psicoterapia (AVEPSI) en el año 2013. Su e-mail es: nancy.sarquis@gmail.com. Se publica con autorización de su autora.
En septiembre de este año, muere en México Rebeca Méndez Jiménez, la loca del muelle de San Blas, quien inspiró a Maná en 1977 a componer la canción del mismo nombre. Rebeca, una mujer de 63 años, esperaba desde 1971 el regreso de su novio, un joven que salió a pescar y nunca más volvió. Aparentemente quedó atrapado por uno de los tantos huracanes que azotan el Caribe. No se encontró ni su cuerpo. Faltaba apenas una semana para que la pareja se casara y por ese motivo desde el día de la desaparición del joven, Rebeca, lo esperó vestida con su traje blanco de novia, durante 41 años. Siempre impecable. Vendiendo dulces a los turistas en el muelle de San Blas, Estado de Nayarit.
Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas arrojadas al mar. En la búsqueda de un reencuentro con ese pescador que la dejó con su amor congelada en el tiempo. Las autoridades de Puerto Vallarta están decididas a levantar en el muelle, allí donde cada día se instalaba la mujer, un monumento que recuerde por siempre esta increíble historia de amor. Ella fue homenajeada por los habitantes del Puerto donde era un símbolo de la espera por amor y fue inmortalizada por la canción de Maná.
Esta Penélope mexicana nos hace recordar la historia griega donde Odiseo es esperado por su esposa durante veinte años. En la Odisea se describe a Penélope como la esposa fiel por excelencia, destacando sus cualidades de inteligencia y astucia para engañar a sus pretendientes, quienes la asediaban y aspiraban a los bienes de Odiseo. Ella teje un sudario que desteje por las noches con el fin de aplazar la elección del pretendiente sustituto. Así mismo, nos hace recordar a la hermosa Ariadna abandonada por Teseo en la Isla de Naxos y rescatada posteriormente por Dionisio. Estaríamos hablando de dos tipos de espera, Penélope en la búsqueda del reencuentro y Ariadna abandonada y desolada, quien tiene como recompensa a Dionisio, el Dios griego más fiel de la mitología griega.
Traigo a colación estas historias porque ambas me permiten hablar de lo arquetipal en la escogencia de la pareja. Jung decía: “Los arquetipos son, por definición, factores y motivos que ordenan los elementos psíquicos en ciertas imágenes, caracterizadas como arquetípicas, pero de tal forma que solo se pueden reconocer por los efectos que producen” Como los arquetipos no pueden ser representados en sí mismos, sus efectos son discernibles en imágenes y motivos arquetípicos
El título de esta ponencia “Cada oveja con su pareja” pudiera compararse con aquél otro refrán que dice: “Dios los cría y ellos se juntan”. Quizás parezca determinista esta afirmación, pero más que ello, me interesa la complejidad que se manifiesta en la elección amorosa. En ella, entran en juego un sin número de factores. Pudiéramos entonces, hablar de las escogencias arquetipales conectadas con algunos complejos que se constelizan y donde cada miembro de la pareja actúa su guión familiar. Todo esto se encuentra tejido formado una imbricada red de interrelaciones muy difíciles de comprender y desenmarañar.
Existen muchas maneras de interrelacionarse, unas más conocidas que otras. Ejemplificaremos algunas de ellas para explicar la dinámica que se manifiesta en las escogencias y mantenimiento de las parejas. Analizaremos entonces diversas posibilidades, tratando de vincular lo arquetipal, y lo personal, ejemplificando conalgunas referencias clínicas que quizás pudieran ser familiares a muchos psicoterapeutas.
Volviendo a Penélope ella representa la imagen de la fidelidad en sí misma. Fides es la diosa romana de la confianza y evoca el respeto, la honradez, la lealtad y la rectitud moral, pero por otra parte como plantea Sandor Marai en su libro El tercer Encuentro, existe una paradoja con este término. ¿Queremos acaso mantener siempre a la persona amada a nuestro lado, aun cuando ésta no sea feliz, o preferimos que ella encuentre aparte su camino?
Penélope deja ir a Ulises y mientras tanto, de día ella teje un sudario que desteje en las noches. Pudiera ser ésta una excusa perfecta para permitir elaborar una separación y una espera no deseada. Este sudario era tejido de hebras de diversos colores que podrían representar momentos luminosos u oscuros: Por un lado la vivencia del amor, la esperanza del encuentro, pero por el otro la dinámica de la separación, el duelo, la despedida y la angustia que se mueve en situaciones de este tipo: abandono, celos, rabia, incertidumbre etc.
Mario Saiz en su ensayo Las lágrimas del alma acota: En este tejido duermen los oníricos pobladores del alma oscura, los secretos ocultos del ánima y del animus los secretos compartidos de la interioridad, pero también los misterios silenciosos que nacen con la luz del alba o los misterios del ocaso que se develan entre los humanos.
Penélope y Odiseo pudiesen representar aquellas parejas que están cimentadas en la confianza, dónde hay una comprensión del mundo del otro. Sin embargo, también hay parejas que necesitan la libertad para el desarrollo individual de cada miembro y el posterior encuentro después de un proceso interno que permita lidiar con las vicisitudes de la relación
A la mano tenemos también en la música popular, la canción de Joan Manuel Serrat dedicada a Penélope, que además presenta el anhelado regreso de la amada con la ilusión que se la encontrará igual que cuando la dejó en el momento de la separación. Esto nos habla de vivir de una ilusión, como si el tiempo no influyera, como si los años no pasaran. En algunas versiones posteriores se habla de los amantes de Penélope, al tiempo que se le descalifica su fidelidad.
Por otra parte sería interesante señalar lo que le dice Telémaco –hijo de Odiseo y Penélope-a su madre, al acusarla de tener un corazón de piedra y de su falta de emoción a la llegada de Odiseo diciéndole:
“Madre mía, mala madre, que tienes un corazón tan cruel. ¿Por qué te mantienes tan alejada de mi padre y no te sientas junto a él para interrogarle y enterarte de todo? Ninguna mujer se mantendría con ánimo tan tenaz apartada de su marido, cuando éste después de pasar innumerables calamidades, llega a su patria a los veinte años. Pero tu corazón es siempre más duro que la piedra” (Canto XXIII de la Odisea)
Ustedes dirán… :
Cada oveja con su pareja….
Aldo Carotenuto, analista Junguiano y escritor, en su libro Eros y Pathos dice lo siguiente: Se podría decir que la afinidad electiva sobre la cual se basa la elección amorosa, no reside en la parte “bella” del individuo, sino en aquellas peores, las que corresponden a la dimensión de la Sombra”.
Particularmente creo que la sombra, eso que no conozco de mí, también puede estar llena de muchas potencialidades que no han sido desarrolladas y de alguna manera actúa como un otro que sirve como daimon creador (inspiración espiritual o pensamiento creador) para estimular el desarrollo de nuestras posibilidades. Cuando se desmontan las proyecciones y emergen los elementos sombríos, descubrimos nuestra interioridad y nos damos cuenta del tipo de vínculo que tenemos con el otro.
Desde una perspectiva junguiana, el amor es una emoción que al igual que el resto de nuestras emociones no la podemos controlar. Es decir, estamos en presencia de un complejo. Es la pócima Mágica de Tristán e Isolda. No elegimos enamorarnos sino que simplemente nos sucede. Pareciera entonces que esa persona en quien hemos puesto las proyecciones es el movilizador de nuestros complejos, o sea, que esos núcleos de tonalidad afectiva relacionados con la historia personal afloran en la relación y se da una ambivalencia entre deseo y resistencia que determina o no que se produzca el vínculo.
Buscando los opuestos
Muchas veces nos preguntamos cómo personas tan diferentes pudieran hacer pareja. Es como si hubiese una atracción por algo de lo que se carece, y de esta manera inconscientemente actualizamos aquellas cualidades que permaneces latentes o negadas en nosotros mismos: contenidos pertenecientes a la sombra, situaciones no resueltas, o quizás para compensar se busquen personas cuya función de la consciencia es opuesta a la nuestra. Por ejemplo una persona muy tipo pensamiento buscará a alguien sentimiento. Esto por supuesto tendría una doble cara, ya que por un lado existirá la compensación pero por el otro pudiera ser un factor de conflicto permanente. La persona sentimiento exigirá más atención, disponibilidad, cariño; mientras que su contraparte estructurada en el pensamiento se sumirá en el mundo de las ideas y las hipótesis, insertando la vida en común en una comunicación dificultosa
Mujeres enclaustradas buscando hombres liberadores….
Existen muchas mujeres a las que podríamos llamar cuidadoras de jaulas. Algunos cuentos de hadas grafican esta situación: Rapunzel, La Bella Durmiente, Blanca Nieves, nos hablan de símbolos arquetípicos de mujeres atrapadas en sus propias torres catatónicas. En estas historias el rescate se produce a través de fuerzas masculinas representadas por héroes liberadores. Si las analizamos desde una perspectiva junguiana nos referimos a un animus que permite liberarnos de las convenciones sociales, mostrándonos un modelo de feminidad diferente de lo que espera el colectivo. Sin embargo, es común colocar lo masculino afuera. Por consiguiente, observamos personas atrapadas en matrimonios infelices, que proyectan en los hijos la dificultad de tomar decisiones, o quizás a la espera de un rescatador externo que resuelva el conflicto de la relación. Existes frases muy comunes que oímos en los pacientes: Cuando mis hijos se gradúen yo tomaré la decisión, o… Si me consiguiera una persona diferente que llenara mis expectativas no tendría que lidiar con la soledad. Vemos entonces un masculino poco desarrollado y un gran miedo a enfrentar la vida en soledad.
Pudieran incluso existir componentes sadomasoquistas en una relación de este tipo. Uno de los miembros de la pareja, usualmente la mujer, sufre calladamente la relación, creyendo que está beneficiando a los seres queridos.
Otro ejemplo vendría a estar representado en aquellas mujeres que provienen de un hogar de padres muy controladores, por lo cual aceptan la primera oportunidad que se presenta para escapar, al tiempo que establecen un nexo con una persona que quizás tenga el mismo patrón de funcionamiento del hogar originario. Una vez que la proyección es retirada la persona se da cuenta de que el encierro estaba en ella misma.
Sería interesante entonces analizar que mientras el hombre se siente un salvador o le es proyectado este papel, exige que la pareja esté totalmente agradecida por la acción emprendida. La mujer ha cambiado el encierro de la casa paterna, por el encierro de la institución del matrimonio. Pudiera pensarse tal vez que existe un miedo interno a escoger el propio hilo de la vida y entrar en contacto con el mundo real, con los riesgos que implica una decepción, una traición, etc.
Cada Oveja con su pareja…
Mujeres Fatales y hombres hechizados….
Podemos definir a la mujer fatal como aquella fémina seductora, de erotismo helado y calculador, que ávida de sangre, esperma y oro, aterroriza e hipnotiza a los hombres por la superioridad en el goce sexual, y que vampiriza el alma de su “amado”. No es extraño entonces encontrar hombres que se fascinan con estas características y buscan exorcizar sus miedos, acariciando el sueño de una mujer dulce.
La mujer fatal transforma a los hombres en peleles y procura en ellos una voluptuosidad mortal. Es la seductora vestida de negro que bebe el alma de su amado. Detrás de ella, están dos arquetipos básicos, el sexo y la muerte. Numerosos ejemplos pudieran citarse de este arquetipo: Las sirenas y Circe en la mitología griega. En el ámbito literario y operístico, Carmen es una viva representante de la mujer fatal. En la Biblia, es Salomé quien pide como recompensa la cabeza del Juan el bautista. Judith, con sus propias manos degüella a Holofernes. En el cine en la película de 1930, El ángel azul, Lola literalmente acaba con la vida del rigidísimo profesor Rath.
En consecuencia, no hay posibilidad de entablar una relación estable con una mujer fatal, ya que activada en ellas el arquetipo de la araña, se alimentan con los fluidos vitales de los hombres apenas los atrapan. Como tales, al principio se venden como mujeres que complacen al hombre, fundamentalmente en la sexualidad. Luego,… sabemos de múltiples historias…
Cada oveja con su pareja
Mujeres animus y hombres ánima
De los casos frecuentes que pudiéramos observar en consulta, podríamos comentar de mujeres independientes, exitosas que toman la iniciativa en todo lo concerniente a la pareja. Generalmente atractivas dinámicas, profesionales que disponen de abundantes medios económicos y capaces de existir independientemente de la pareja. Usualmente estas mujeres inician la relación escogiendo a su compañero por la energía masculina derivada de su identificación con el padre. Por lo general, sus parejas tienden a tener un femenino desarrollado, son más sensibles, pasivos, usualmente relacionados con el mundo artístico y además, son poco productivos en términos económicos. Quizás es determinante la imago materna influenciando este abordaje que se hace de la vida.
Antiguamente, y ahora también, al padre se le adjudicaba el rol de proveedor y protector. Su papel resaltaba al fortalecer en los hijos varones las destrezas en el mundo del trabajo y en entregar a sus hijas a un marido que las representaran. Hoy en día, no quiero generalizar, pero son comunes las mujeres que asumen la acción, muchas veces descalificando su propia feminidad, al tiempo que su modelo se acerca más al mundo del padre que al de la madre.
Tanto el ánima como el animus están enraizados, tanto en el inconsciente individual como en el colectivo, y establecen un enlace entre lo personal e impersonal ¿Cómo experimentamos este principio? Primero que nada lo percibimos en el mundo exterior, la niña lo ve en su padre, en su maestro o en su hermano mayor, el amigo. Los varones lo perciben en la figura materna fundamentalmente o en alguien que esté a su cargo: hermana, nana, etc.
Si la mujer o el hombre permanecen inconscientes de su parte contra sexual, tanto el ánima como el animus son proyectados en figuras externas, fundamentalmente en su pareja. Mientras esta proyección coincida con el objeto proyectado, no hay mayores conflictos, pero cuando se cae la proyección se producen desavenencias y problemas que puede comprometer hasta a un nivel físico.
Existe también lo que se denomina transferencia, que es un estado de fascinación por el otro que produce satisfacción y sensación de totalidad, que genera una atadura compulsiva con el hombre o mujer en cuestión y una dependencia tal, que usualmente va en aumento hasta hacerse insoportable. Estamos ante una proyección que no solo es la concreción de la transferencia de una imagen a otra persona, sino también de las actividades que la acompañan. Es por esto que se espera que al hombre al que se le ha transferido la imagen del animus realice todas las funciones que han quedado sin desarrollo en la mujer, bien sea la de pensar, el derecho de actuar o su responsabilidad con el mundo exterior e igualmente sucede con lo que espera el hombre de la mujer.
Las proyecciones usualmente no son duraderas, especialmente si se establece una relación estrecha. Cuando esto sucede nos percatamos de la gran confusión y desagrado que el hombre que corporizaba nuestra imagen no se le parece en nada y que continuamente se comporta diferente, como nosotras quisiéramos. Igual sucede a la inversa y esto origina una de las mayores complicaciones en las relaciones entre un hombre y una mujer. Y aquí se inicia el trabajo entre la imagen interna y el hombre externo.
Cada oveja con su pareja….
Hombres creadores y mujeres musas
Las musas, hijas de Zeus y Mnemosine (la memoria) tenían un papel muy especial: disimulaban las angustias humanas a través de la inspiración y la creación. Linda Leonard en su libro La locura femenina dice: La musa inspira y dirige el alma en su viaje de creación, encendiendo la llama de la creatividad.
La musa simboliza una energía de trascendencia que no puede controlarse. Sirve de guía para descender al inconsciente y hacer el viaje interior. La mujer musa se transforma en las fantasías idealizadas del amante y se olvida de sí misma, apartando su propio desarrollo y realización personal en función de la necesidad del amado, quien muchas veces puede destruirlas. Por tanto, su estima personal y su ser en el mundo dependen totalmente de las proyecciones de sus parejas.
En la relación de pareja del creador con su musa, ellos se vuelven codependientes. Es como si uno no pudiera vivir sin el otro y como si el otro fuera el encargado de definir sus vidas. Muchos ejemplos pudieran servir para describir esta situación: Mondigliani y Jeanne Hébuterne: él de salud frágil y tuberculoso, viviendo toda la vida en la miseria y dependiente del alcohol, hachis y la cocaína; ella proveniente de una familia de ciertos recursos, desafía a sus padres y se va a vivir con él. Ella sirve como contraste, ya que poseía una dulzura angelical, mientras él estaba lleno de furor y pasión, ella representa su musa, su modelo, mujer frágil que no hace su propia vida, y al morir él, ella regresa al nido de su familia.
La musa puede ser hermosa y brillante, encantadora y graciosa, cautivante y seductora, dulce y sosegada. Pero por otro lado se siente ultrajada porque se ha traicionado a sí misma. Es el caso de Camille Claudel
Camille Claudel y Rodin vivieron una vida tortuosa. Ella, alumna y amante de Rodin, se sacrifica en función del éxito de él. Ella es la víctima de un maestro despótico, de una familia ingrata y de una sociedad cerrada y misógina. Rodin estaba unido a otra mujer de la cual nunca se planteó separarse, ni siquiera cuando la escultora quedó embarazada de un hijo que nunca llegó a nacer. Los celos amorosos y artísticos minaron la relación y la rivalidad entre ambos fue creciendo hasta romperse en 1898. Camille queda sola y sin recursos, sumida en una gran crisis depresiva y encerrada en un sanatorio psiquiátrico de donde no salió jamás, a pesar de que escribió cartas desde su encierro pidiendo que la liberaran. Pero nunca fue escuchada. Allí muere 30 años después.
Por último quisiera presentar la carta que escribió Lou Andrea Salomé a Rainer Maria Rilke, que habla por sí misma.
“Si durante años fui tu mujer, fue porque tú fuiste para mí lo por primera vez real, cuerpo y ser humano indiferenciablemente uno, hecho indubitable de la vida misma. Palabra por palabra hubiera podido confesarte lo que, como confesión de amor me dijiste: Solo tú eres real. Así nos convertimos en esposos aún antes de habernos hecho amigos, y nuestra amistad apenas si fue elegida, sino que provino de bodas igualmente subterráneas. No se buscaban en nosotros dos mitades: la totalidad sorprendida se reconoció, con un escalofrío, en la increíble totalidad. Y así fuimos hermanos pero como de tiempos remotos antes de que el incesto se tornara sacrilegio”.
Cada oveja con su pareja
Amores Imposibles.
“Que no nos vengan con los azarosos amores posibles,
que ni a ti ni a mi sus ansias nos toquen
que no haya cuerpos que contaminen esta deliciosa entelequia.
que tu sigas siendo sin saber lo que eres
un amor imposible
que yo te ame sin creer que nunca te alcance”.
Darío Jaramillo Agudelo
Este poema de Darío Jaramillo Agudelo deja claro lo que hay detrás de los amores imposibles. La vida cotidiana es rechazada, hay una negación de la realidad con una idealización del otro. Los personajes involucrados están enamorados del amor. Tal negación de la realidad, solo adquiere sentido cuando se la entiende como la aspiración a que la pasión amorosa invada de tal manera a quienes están envueltos, que rechazan todo lo que tenga que ver con lo cotidiano. Antes que renunciar al vínculo es mejor mantener la fantasía de la cohesión.
La vida cotidiana está llena de momentos felices, pero también de frustración, desencuentros y conflictos. Aspectos que no quieren vivir los que están insertos en estos amores imposibles. Sin embargo, no podemos decir que no exista el sufrimiento, pero esta escogencia tiene que ver con la ilusión infantil. La vida romántica ofrece solo sublimes epifanías, momentos que se viven intensamente y hay el temor de que este enamoramiento se desgaste por la rutina y aquello que pudo ser, es preferible dejarlo en la ilusión para no terminar decepcionados.
Muchas veces la realidad externa se patentiza en estos amores imposibles. Los amantes frustrados sólo se encuentran momentáneamente porque uno de ellos lleva una vida en paralelo, o por razones de clase, e incluso debido a la escogencia de profesión que les obliga a estar distantes uno del otro. El amor romántico nos ofrece una buena cantidad de ejemplos que tienen que ver con esto: Romeo y Julieta, Tristán e Isolda, Abelardo y Eloísa, etc.
Por otra parte, hay quienes por distintos motivos no pueden vivir en pareja. En ocasiones no consiguen a nadie a la altura de sus expectativas y que cumpla con los ideales que se esperan de la pareja. Esto quizás pudiera ser un pretexto para evitar el compromiso. Es el puer o la puella eterna que se escapan cada vez que sienten que se empieza a poner estable una relación. Otros por características de personalidad, prefieren vivir solos, aman la libertad y la independencia y su escogencia tiene que ver con los amores ocasionales.
Pavese le escribe a Pierina: “¿Puedo decirte, amor, que nunca desperté con una mujer al lado, que cuando quise a alguien nunca me tomaron en serio y que ignoro la mirada de agradecimiento que una mujer dirige a un hombre?” Sabemos que Pavese decide suicidarse. El drama de la soledad no es fácil de manejar. Quizás se condenó a un sufrimiento que le fue difícil eludir.
Cada oveja por su pareja
Parejas transformadoras
Vivir la cotidianidad acaba con las proyecciones, después de la convivencia se llega a la conclusión que ese otro no fue la persona en quien depositamos nuestras proyecciones. Algo ha cambiado. Esas partes que habíamos perdido en el camino y quisimos depositar en el otro nos develan los secretos de nuestro mundo interno. Por eso es importante preguntarnos: ¿Cómo es la relación con nuestro amante interior? Las relaciones que establecemos, las que buscamos, las que abandonamos, las que repetimos, son sintomáticas del estado de nuestra vida interior.
Cuando hablo de parejas transformadoras me refiero a aquellas relaciones que hacen un camino en el transcurso de sus vidas. El camino de la pareja requiere de un proceso de ajuste, adaptación, y entrega. Pero sobre todo de la reconciliación con el amante interior. . . El otro (nuestra pareja) puede ayudarnos a expandir las posibilidades de la psique, pero cada persona tiene que asumir la responsabilidad de su propio bienestar.
Rilke describía las relaciones como la capacidad de compartir la soledad de uno mismo con el otro. Al final… lo que nos queda es la soledad. Quizás el amor es realmente la capacidad de validar creativamente a nuestra pareja.
Hacer Psique, como los terapeutas decimos muchas veces, es encontrarse con todas las partes perdidas de uno mismo. El mito de Eros y Psique nos habla de un encantamiento inicial con la pareja. Pero sin proceso no se conoce al otro; se vive en el mundo encantado de las proyecciones. El otro es lo más maravilloso que hemos encontrado en nuestra vida. Sin embargo, cuando es develado el misterio y se retira la proyección, comienza un proceso de transformación que implica mucho sufrimiento. Uno de los aspectos más significativos de esta historia es el hecho que la energía arquetipal representada por Cupido es una fuerza dual que provoca cambios tanto en él como en Psique. La historia de Psique con su trasgresión impulsiva representa el manejo de los instintos hacia la individuación. Neumann cita: “El inconsciente es una trampa, no hay manera de sobrevivir en un paraíso, en el perfecto vientre en el cual Psique se encontraba”.
En el mito, Psique tiene que pasar por innumerables tareas para lograr finalmente una coniunctio. Ella va desde la clasificación de las semillas, algo muy complejo pero concreto, hasta entrar en el Hades para satisfacer las ordenes de Venus y llevarle a la diosa una caja con la belleza de Perséfone. Afortunadamente, siempre consigue ayudantes que le alivian su pena. Por otra parte, Cupido herido con su propia flecha, también sufre de amor. Ambos tuvieron que pasar por un proceso que finalmente unió lo humano y lo divino.
Para finalizar quisiera citar una frase de Hollis:
“Las relaciones reales emergen del deseo consciente de compartir el sendero o el camino con el otro, de crecer más cerca del misterio de la vida por medio de los puentes de la conversación, de la sexualidad y de la compasión. Si uno no está preparado para meterse en este diálogo a largo plazo, uno no está preparado para una intimidad de largo plazo…”
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