Capítulo 4. Bienestar y salvación – Guggenbühl-Craig

Adolf Guggenbühl-Craig

LibroGuggenbuhl4

Analista junguiano suizo, nació en Zurich (Suiza) en 1923 y falleció en 2008 en la misma ciudad. Estudió Teología en la Universidad de Zurich, luego Filosofía e Historia en la Universidad de Basilea y después Medicina en la Universidad de Zurich. Luego de graduarse en Psiquiatría y Psicoterapia, inició la práctica privada en Zurich. Conoció directamente a Jung y fue muy influido por la psicología de Jung. Autor de Poder y destructividad en Psicoterapia. El siguiente texto es la traducción hecha por la psicóloga clínica venezolana María Luisa Fuentes ©, del Capítulo 4 de su obra Marriage: Dead or Alive (1986). Putnam: Spring Publication. Esta no es una traducción oficial sino una versión personal y se hace con fines pedagógicos para ADEPAC y otros centros de estudios junguianos.

Traducido del inglés por María Luisa Fuentes

CAPITULO CUATRO

La distinción entre bienestar y salvación es artificial. En la mitad de la vida humana actual, las dos no siempre pueden ser distinguidas claramente. Sin embargo, al tratar de comprender la humanidad, es importante establecer esta distinción al menos teóricamente.

Bienestar tiene que ver con evitar las tensiones desagradables, con la lucha por la posesión de una  sensación de confort físico, relajado y agradable. El estado de bienestar requiere tener alimento suficiente, protección contra los elementos, una ausencia de ansiedad acerca de la continuidad de la propia existencia, un alivio de la tensión sexual de vez en cuando y cierta cantidad de actividad física agradable mas no extenuante. Además se requiere la posibilidad de satisfacer algunos de los llamados deseos materiales sin esfuerzo excesivo. También es necesario un mínimo espacio para vivir.

Sin embargo no se puede entender el bienestar como algo puramente fisiológico. También es necesario el sentimiento de pertenencia a un grupo y disfrutar de cierto prestigio dentro de una colectividad. La seguridad humana, el agradable sentimiento de pertenencia a la manada, buenas relaciones con la familia y también  entre  los vecinos y parientes es indispensable. Además para muchos  adultos un  sentimiento de bienestar depende de la presencia de uno o más niños.

Claramente no pertenecen al estado de bienestar las tensiones, insatisfacciones, emociones dolorosas, ansiedad, odio,  conflictos internos y externos difíciles e insolubles, la búsqueda obsesiva de una verdad inescrutable, conflictos acerca de Dios, y la sentida necesidad de llegar a acuerdos con la maldad y la muerte.  La enfermedad ciertamente no pertenece al estado de bienestar. Es mucho más fácil, de todas maneras, para las personas saludables física y psicológicamente, disfrutar de una sensación de bienestar que para las personas enfermas.  “Dadnos el pan nuestro de cada día”  realmente implica “Dadnos nuestro  diario sentimiento de bienestar”.

Un correlato de bienestar es la alegría: una persona que posee una sensación de bienestar es una persona alegre y satisfecha. El gobierno de una nación se preocupa por el bienestar de sus ciudadanos. Por esta razón hablamos frecuentemente  del “estado de bienestar.”

El concepto de salvación nos es familiar desde su  contexto religioso. La religión cristiana, por ejemplo, busca traer la salvación a la humanidad. Esto no tiene que ver simplemente con una existencia terrenal  feliz y relajada. En el contexto del lenguaje religioso, salvación significa buscar y encontrar el contacto con Dios. En filosofía se habla de la búsqueda de significado, para una experiencia del sentido de la vida. En la concepción cristiana, la salvación no se obtiene completamente en esta vida.  El  pecado y la muerte nos agobian continuamente, así como  el eclipse de Dios, o nuestra rebelión contra él.  Salvación implica la pregunta  acerca del significado de la vida  y esta pregunta nunca puede  ser respondida  de manera definitiva.

Así como hay muchas filosofías y religiones, así  también hay muchos  caminos  de salvación.  El fin  último del  análisis, es que  cada individuo debe buscar y encontrar su salvación de una manera única. Todos los caminos de salvación tienen, sin embargo, ciertas características en común. Yo no conozco ninguno en el cual la confrontación con el sufrimiento  y la muerte no sean necesarias.

Para los cristianos, el gran mitologema  para el camino  de la salvación es la vida de  Jesucristo. Sus obras, su sufrimiento y su muerte pertenecen inalterablemente al camino mediante el cual él encontró su manera de regresar al Padre. Aún después de su muerte él no pudo ascender inmediatamente al Cielo, sino que primero tuvo que pasar tres días en el Infierno. Para los budistas Nirvana significa salvación, ellos deben ser  estremecidos  por  los espectros de la enfermedad, la vejez y la muerte.

Difícilmente podemos decir con precisión, o incluso imaginar exactamente qué es la salvación. Nosotros  sólo  conocemos  los diversos caminos soteriológicos. El estado de salvación como tal, quizás sólo puede ser intuido en la vida humana durante los breves momentos de las experiencias pico religiosas o filosóficas. Por apenas unos pocos segundos, mientras observamos una puesta de sol, o parados en la lluvia, o en la iglesia  durante un  bautizo, o en un festival anual, repentinamente se conoce el significado de la vida; Se hace contacto con una chispa de la divinidad.

Como metas, salvación y bienestar se contradicen el uno al otro. El camino hacia la felicidad no incluye necesariamente el sufrimiento. En aras de nuestro bienestar, nos urge ser felices y no romper nuestras cabezas con preguntas que no tienen respuesta. Una persona feliz se sienta en la mesa familiar, entre los seres queridos y disfruta una comida abundante. Una persona que busca la salvación lucha con Dios, con el Diablo, y el mundo, y confronta la muerte, aún si todo esto no es en absoluto necesario en ese preciso momento.

El estado civil está obligado a preocuparse por el bienestar de sus ciudadanos, pero no está en posición de ofrecer la salvación. Sólo puede proporcionar a cada ciudadano  la libertad para buscar la salvación como su alma le mueva a hacerlo. Son las iglesias y comunidades religiosas quienes se ocupan de la salvación.

En la psicología y psicoterapia junguianas, se establece una distinción bastante nítida entre bienestar y salvación. Promover el bienestar implica ayudar al paciente a adaptarse al medioambiente y aprender a hacer  una carrera  exitosa  en el mundo. También tiene que ver con liberar al paciente, en la medida de lo posible, de patrones neuróticos. Pero en  psicología Junguiana  hablamos  más de “individuación”. Esto no necesariamente se refiere a salud mental, bienestar o un sentimiento de felicidad. La individuación implica la lucha de una persona para encontrar un camino de salvación. Como curador el psicoterapeuta busca ayudar al paciente hacia un sentimiento de bienestar y felicidad en este mundo.  El terapeuta busca por otra parte apoyar al paciente en la búsqueda de la salvación, por medio de la individuación. Por lo tanto el camino de la individuación tiene mucho que ver con la salvación y poco que ver con bienestar.

Para la siguiente exposición, es esencial comprender exactamente qué queremos decir con la imagen o concepto de individuación, ésta descripción psicológica del camino de la salvación. Con el fin de evitar malentendidos,  debo proporcionar algunos antecedentes. Desde el comienzo de la existencia los humanos  han estado  tratando de encontrar quiénes  son  y qué los motiva.  La Psicología como ciencia es todavía joven, pero lo más probable es que los humanos siempre se hayan  preguntado acerca del alma. Este tipo de preocupación está relacionada con lo que describimos como religión. Psicología y religión pueden ser vistas como el inicio de la comprensión de la muerte: ésta era acompañada por imágenes y fantasías a partir de las cuales se desarrollaron los rituales de enterramiento. El  saber  consciente de la muerte fue el responsable de la creación de la religión y de la psicología.

En nuestro mundo Occidental sabemos de ésta “psicología religiosa,” de ésta búsqueda e investigación acerca de la naturaleza del alma dentro de un marco religioso, más claramente en sus forma Cristiana y también hasta cierto punto  sus figuras mitológicas Griegas y Romanas. Jesucristo estaba seguro de que  Dios estaba a punto de entrar en la historia  para conducir  a la humanidad a casa, a Su Reino. El alma tenía que ser comprendida desde este punto de vista escatológico. La salvación de las almas era, por lo tanto la preocupación principal del Cristianismo medieval. La cuestión del saber acerca del alma era permitir a una persona hacer que su alma avanzara hacia el cielo y evitar su caída en la condenación  eterna.

Durante el Renacimiento y después de éste, el dominio del Dios Cristiano comenzó a ceder. Un nuevo mito llamado ciencia levantaba la cabeza. La humanidad ahora buscaba observar objetivamente aquello que una vez  describió como  creación de Dios, en  la disposición de descubrir  “cómo son las cosas en sí mismas” sin ningún otro objetivo.  Este así llamado método de observación objetivo influenció a los investigadores del alma. El alma la cual una vez se quiso conocer con el objetivo de salvarla, fue colocada, por así decirlo, bajo el microscopio. La observación objetiva experimental se convirtió con el tiempo en el método psicológico. Desafortunadamente todo lo que una vez fue vagamente asociado con la vieja psicología religiosa o con la salvación del alma fue descartado en esta contra- reacción.  Los no definidos objetivos religiosos de la existencia del alma, eran una molestia para la exactitud de la observación. El único poder  motivador  que fue  atribuido a la vida psicológica fue el instinto de supervivencia del individuo y de las especies. Se hizo un intento de comprender la vida psicológica como un conjunto de mecanismos de supervivencia más o menos exitosos.

La investigación Psicológica tomó su lugar dentro de un modelo biológico. Freud, el “Cristóbal Colón de la psicología,” creyó en este modelo biológico. Él describió un alma que podía ser aprisionada dentro del viejo  modelo biológico sólo por una fe fanática en la ciencia. ¡Y Freud se mantuvo como un verdadero creyente! Hambre, sed, agresión y sexualidad tenían que  permanecer como  los Dioses gobernantes. Aún Freud a menudo se sentía incómodo en su dogmatismo biológico. Él observó poderes que trabajaban en el mundo del alma que no permitían ser aprisionados dentro del modelo de supervivencia.  Entonces  Freud polarizó, finalmente, los instintos básicos humanos. Todo lo que parecía estar dirigido a mantener la vida él lo llamó Eros, y al lado de este postuló el impulso opuesto, el así llamado instinto de muerte, Thanatos.  C.G. Jung, quien fue su primer amigo, en un medio entonces hostil hacia Freud, liberó la psicología del estrecho pensamiento biológico clásico. Él trabajó  aún hasta cierto punto con los métodos de la ciencia natural: observó la vida psíquica en sí mismo y en otros con cuidado y objetividad. Quiso permanecer como un científico objetivo.  Jung fue objetivo en un sentido todavía más amplio: se liberó de la timidez de sus predecesores, quienes por el temor de caer en una especie de niebla religiosa, quisieron reducir, por medios dogmáticos, toda la vida psicológica a los instintos biológicos de conservación. Jung se liberó de la compulsión de subsumir en fundamentos dogmáticos, todos los fenómenos psicológicos bajo la rúbrica de la biología. Usando el método de la observación desprejuiciada, descubrió lo siguiente: las creaciones, las alegrías y penas, las imágenes y deseos de la psique  no podían ser reducidas a los así llamados instintos básicos de hambre, sed, agresión y sexualidad. Otro poder, otro impulso tenía que ser tomado en consideración. Jung llamó a este poder el  impulso hacia la individuación.

Desde que Jung, otro psicólogo notable, hubo reconocido el impulso de individuación, se inventaron conceptos tales como: “la búsqueda del significado,” “la búsqueda de la identidad individual,” “auto-realización,”  “creatividad,” “la otra dimensión,” etc.,  los cuales son todavía algo vagos e indefinidos.

 

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.