JUAN CARLOS ALONSO
Juan Carlos Alonso es Psicólogo (Universidad Nacional, Bogotá) y Analista Junguiano de la IAAP (International Association for Analytical Psychology). Magister en Estudios Políticos (Universidad Javeriana). Miembro Fundador y Director de ADEPAC (Asociación de Psicología Analítica en Colombia). Atiende consulta particular como psicoterapeuta y analista junguiano especializado en adultos. Este artículo corresponde a la ponencia presentada por el autor en el Segundo Encuentro de Mitos y Cuentos Colombianos, realizado en la ciudad de Medellín, Colombia, el 5 de abril de 2008. Correo:adejungcol@yahoo.com
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Uwa llamando a la celebración
de los mitos cantados
Esta charla continúa con el propósito de analizar mitos y cuentos populares nacionales desde el enfoque de la Psicología Analítica. El primer intento que se hizo en ADEPAC fue la interpretación del mito Kogi de La Creación; el segundo fue el análisis del conjunto de mitos cosmogónicos de los Muiscas, en elPrimer Encuentro de Mitos y Cuentos Colombianos; y el tercero fue la interpretación de un relato llamado “Las Brujas”, realizado también en este mismo espacio el año pasado. Esta vez intentaremos desarrollar un análisis junguiano a partir de un mito de creación de la comunidad U’wa.
Los mitos de creación, algo diferente
Para M-L von Franz, los mitos de creación representan algo diferente al resto de relatos míticos. Ella plantea que, en el acto de contarlos, se genera en torno a ellos una cierta solemnidad que les atribuye una importancia especial que no poseen los otros mitos. En parte, esa diferencia parece estar en el estado de ánimo que producen, como de ceremonia, como si lo narrado se refiriera a aspectos fundamentales de la existencia humana.
Esto sucede porque siempre que el ser humano trata de dar explicaciones sobre los misterios de la existencia, el inconsciente parece involucrarse, para producir modelos proyectados en ese intento. Así, al tratar de dar explicaciones sobre el origen del universo, la realidad conocida se detiene y el ser humano proyecta imágenes arquetípicas. Por eso, los mitos de creación, al estar tan relacionados con los significados últimos, tanto de nuestra existencia como de la de todo el cosmos, podrían producir un mayor grado de sentimientos y de emociones.
Jung decía que el fenómeno de la “proyección” resulta de la identidad arcaica que se produce entre el sujeto y el objeto. “Proyectar” significa expulsar un contenido subjetivo hacia un objeto. Esta proyección es la que explica algunos de esos fenómenos que se observan en las sociedades arcaicas, cuando se habla de la “participación mística”, término utilizado por primera vez por Levy-Bruhl. Cuando hay indígenas que dicen que en ocasiones se convierten en ciertos tipos de animales, como un lobo o una serpiente, hay que entender que no es un eufemismo. Es que “son” esos animales. En esos momentos, se lleva a cabo una indiferenciación entre sujeto y objeto.
Esta identidad arcaica no sólo la experimentan los pueblos indígenas sino también los seres humanos en sus primeros años. En las etapas más tempranas del desarrollo, los niños suelen no diferenciar entre su psique inconsciente y el mundo exterior. El bebé y la madre son una misma cosa, y él se identifica arcaicamente con ella. Luego, tienen lugar ciertos procesos psíquicos que fuerzan al niño a recoger algunas de estas representaciones e interiorizarlas. Tendrá que aceptar entonces, a partir de ese momento, que él y su madre son dos seres diferentes.
El concepto de la “proyección” es muy útil en psicología, y sirve no sólo en el trabajo terapéutico, sino también en el análisis de mitos. En este caso, también la proyección nos ayuda a analizar estos mitos tempranos de los pueblos indígenas, en los que vemos que se han remplazado los hechos externos con “proyecciones”. Al entrar en contacto con un mito de creación, nos encontramos con contenidos inconscientes que se han “corporizado” en el relato. Como veremos, en algunos casos se evidencia claramente que tales mitos representan procesos inconscientes y pre-conscientes, que no describen el origen del cosmos sino, como dice von Franz, relatan “el origen de la vinculación consciente del hombre con el mundo”. Así que historias como la que vamos a tratar de analizar y que supuestamente cuentan sobre el origen del mundo real, parecen referirse más bien a historias de los procesos pre-conscientes en el origen de la consciencia humana.
Clasificación temática en los mitos de creación
M-L von Franz propone en su libro Mitos de Creación una interesante clasificación de temas presentes con más frecuencia en los mitos de creación, que según lo anotado antes, ayudarían a descubrir y entender diferentes aspectos del proceso de surgimiento de la conciencia. La lista completa de esta tipología puede encontrarse en el Blog Mitos Latinoamerica. Destacamos sólo los tres temas o motivos relacionados directa o indirectamente con nuestro mito seleccionado:
1. Creación desde arriba.- El mito en el que la creación está representada como un movimiento de arriba hacia abajo, por ejemplo, del cielo hacia la tierra, en el que seres espirituales “crean” mediante su descenso, o arrojando cosas.
2. Creación desde abajo.- Es la creación producida por un movimiento inverso al anterior, de abajo hacia arriba; son mitos en los que las cosas “emergen”, por ejemplo, que todo sale de un hoyo en la tierra.
3. Los sentimientos del creador.- Son los mitos en los que los estados de ánimo del Ser Creador tienen un papel preponderante, por ejemplo la creación en medio de la risa, o motivada por el miedo, por el llanto, o los casos en los que las creaciones son ocasionadas por deseos vehementes, anhelos o sentimientos de amor.
La tipología de temas propuesta por la autora, a partir de su conocimiento de relatos de creación en todo en el mundo, es de gran utilidad como guía, al momento de analizar los mitos cosmogónicos colombianos, entre otros motivos, porque permite descubrir qué tan típico o infrecuente es un mito determinado.
Caracterización de la comunidad U’wa. Lugares habitados
El mito no puede ser comprendido sin antes haber hecho una breve reseña contextual de esta comunidad, ya que como se verá, existe una estrecha relación entre el territorio en que viven, los rituales y el mito de la creación. El pueblo U’wa, más conocido en el medio etnográfico con el nombre de Tunebos, se ubica en la parte norte de la cordillera Oriental de Colombia. Su territorio se extiende desde la Sierra Nevada del Cocuy hasta el pie de monte llanero de los departamentos de Arauca y Casanare.
Para los U’wa, las diferentes alturas y zonas ecológicas en las que habitan, tenían una importancia crucial, por cuanto corresponden a distintos niveles de su cosmología. Aunque la zona habitadas por ellos va desde los 450 hasta los 2.000 metros sobre el nivel del mar, la Sierra Nevada alcanza alturas hasta de 5.200 metros sobre el nivel del mar. Los picos más altos son un territorio casi inaccesible y representan sitios rituales importantes para este pueblo.
El piedemonte es una zona de selva tropical atravesada por ríos, que no son navegables. Allí se encuentra el alucinógeno yopo, de gran importancia en su cultura y en su mitología.
Inhalación del Yopo
El hecho de que algunos mitos de creación interesantes correspondan a grupos étnicos que habitan sierras nevadas, no parece ser accidental. Parecería que vivir en estas diferentes alturas, contribuye a reflexionar sobre los diferentes niveles de los fenómenos psíquicos, como veremos al analizar este mito.
La información sobre el mito que analizaremos fue recogida en distintos períodos, por la antropóloga inglesa Anne Osborn durante 14 años, entre miembros del clan Kubaruwa, uno de los últimos grupos U’wa tradicionales que quedan. Esta comunidad tiene cerca de 500 miembros, de un total de unos 2000 U’wa. Ocupan los alrededores de la Sierra Nevada del Cocuy, en el actual departamento de Boyacá.
Rituales en torno al cultivo del maíz
Los U’wa, además de vivir y explotar este mundo físico, viven dentro de otro universo definido por la mitología y el ritual. Ellos tienen la particularidad de celebrar su mitología a través de cantos en unas fechas muy concretas a lo largo del ciclo anual de estaciones. Los cantos se tienen lugar dentro de una casa ceremonial, que simboliza el mundo intermedio de los U’wa. La celebración está también asociada a la cosecha de maíz, que como veremos representa la materia original de la creación.
Todos los Kubaruwa toman parte en la celebración: hombres, mujeres y niños. Después de una serie de complicados preparativos, se hace sonar el caracol usado como trompeta, para informar a la gente, a los ancestros y a las deidades, que la celebración está próxima a iniciarse. La celebración la dirige el Shamán. Los cantos recuerdan la creación del mundo intermedio de los u’wa, se reciben los regalos enviados del mundo de arriba, y luego los del mundo de abajo, y luego se relata el poblamiento del mundo intermedio.
Casa ceremonial U’wa
Análisis junguiano de los mitos
Recordemos que una vía propuesta por la analista junguiana M-L von Franz para facilitar la labor analítica de los mitos, consiste en dar un orden al material mítico. Para ello, se trata al relato como una historia o drama, separando la historia en cinco partes o dimensiones. La primera es la Introducción, en la que se debe definir el tiempo y el lugar de la acción. La segunda, la Dramatis personae, que corresponde al número y tipo de actores a lo largo del drama. La tercera es la Exposición del problema, en que se describen las dificultades del relato, las cuales permiten delimitar el conflicto psicológico e identificar su naturaleza. La cuarta es la Peripateia, o peripecias y altibajos de la historia. Finalmente, la última es la Lysis o desenlace, momento de máxima tensión en el que se resuelve todo el drama del relato (Von Franz, 1970).
Mito U’wa de la Creación
El mito que transcribimos se ha recogido de dos fuentes diferentes. Una, de un artículo de la antropóloga ingesa Ann Osborne y otra del antropólogo colombiano Francois Correa . Para adaptarlo a la estructura propuesta por von Franz, se reubicaron algunos apartes de la narración de ambos documentos, manteniendo citas textuales, y se eliminaron otros, por considerarse secundarios para efectos de este trabajo.
Introducción y Dramatis personae
Al principio sólo estaba Rurcocá. Ella estaba en su casa, en el sitio de Cuarára que es como una punta donde no cabe sino ella. Es como un cielo. Rurcocá, sentada en su banquito y chupando su coca celeste formó a Sira pensando. Sira salió de debajo, de un espacio mayor. Luego, Rurcocá también le enseñó a pensar y chupar la coca celestial. En adelante, cada acto de creación replica la enseñanza en que Rurcocá creó a Sira, el primero y padre de los U’wa, quien fue el principio de todo…
De la misma manera que el espacio ocupado por Sira es mayor que el de Rurcocá, el de los ancestros consecutivos, cada vez más numerosos, y aumenta progresivamente.
El universo estaba inicialmente conformado por dos esferas: un mundo de arriba y un mundo de abajo. A la estructura de arriba se opone otra, invertida, cuyas bases se unen por esta tierra.
Estos mundos están asociados con colores: el de arriba es Blanco y el de abajo es Rojo; y de su mezcla se formaron Azul y Amarillo.
En el mundo de abajo, la madre del fuego le ordenó a Canwará, que es como un diablo rojo, que saliera a crear. Canwará se emborrachó con yopo y pensó crear las cosas con puro pensamiento, pero él exageró la inhalación del alucinógeno hasta enfermar, por lo cual sus obras poseen un componente negativo.
Así como la génesis del universo superior se orientó de arriba hacia abajo, a partir del pensamiento de Rurcocá, Sira y Canwará y lo hizo de abajo hacia arriba.
Exposición
Se dio luego el movimiento y los mundos de abajo y de arriba se encontraron o reunieron. Como resultado de esta conjunción y mezcla, se produjo el mundo intermedio.
Sira pensó cómo soplar para hacer los U’wa. Ordenó a Ruruna que pensara y éste fue haciendo como una siembra de gente. Primero nació una mujer y luego un hombre, hasta conformar siete ancestros masculinos y femenino. Las criaturas de carne, sangre y hueso tienen mortalidad. Las deidades -quienes se reproducen asexualmente- no tienen mortalidad. La vida en el mundo intermedio, el mundo de los mortales, fue creada a partir de materiales y propiedades que pertenecen a las deidades de los mundos de arriba y de abajo.
Blanco es esencialmente el lugar de almacenamiento del agua pura, del alucinógeno y la asexualidad, y está asociado en términos terrenales con las altas montañas cubiertas de nieve. Amarillo contiene las propiedades de la enfermedad y de las plantas medicinales. Rojo es el lugar de la fertilidad y de la sangre menstrual.
Peripateia
El limo (maíz), o materia básica de todos estos elementos lo guardan las deidades en las distintas esferas; de allí fue sustraído, mediante engaño, por deidades shamánicas viajeras, quienes lo llevaron al mundo intermedio. Como resultado, todos los seres han adquirido lo esencial para la vida de las mismas fuentes y por procedimientos similares; están por tanto compuestos por una misma materia. En consecuencia, no se pueden hacer distinciones entre los seres que existen en el mundo intermedio.
Lysis
Los mundos de arriba y de abajo son indestructibles, pero el mundo intermedio en cambio, puede existir sólo si se mantienen esos dos mundos originales. Los U’wa están situados en entre sus antepasados divinos del Rojo y del Blanco. Si el balance se llegase a perturbar, sobrevendría una inversión del orden: el Rojo se movería hacia arriba e invadiría al Blanco, lo cual significaría el fin del universo.
Análisis e interpretación
Introducción
Antes de comenzar el proceso interpretativo de este mito, es necesario recordar que los motivos arquetípicos se deben estudiar en el orden en que estos van apareciendo, tratando de ubicarlos en el contexto típico y frecuente en que suelen aparecer tales elementos simbólicos en la mitología universal, y descubrir así mismo aquellos motivos en los que los elementos simbólicos se comporten de manera atípica y diferente a la habitual en mitos semejantes.
En la Introducción de nuestro mito U’wa, la presencia de una diosa en el comienzo de los tiempos, iniciadora del proceso creativo, la habíamos encontrado en otros mitos colombianos, y parece estar asociado con culturas de carácter matricial con un fuerte sentido de vinculación entre sus miembros y de protección del medio ambiente.
De otra parte, el contexto de tiempo y espacio es bastante vago e impreciso. Se dice sólo que “Al principio sólo estaba Rurcocá”. Esta indefinición tempo-espacial es también algo muy frecuente en este tipo de historias, ya que se relaciona con la ausencia de tiempo y espacio en el inconsciente.
No obstante, en este mito se presentan tres hechos a los que queremos referirnos con algún detenimiento porque resultan novedosos y llamativos. Son ellos:
1) La existencia del mundo de arriba y el mundo de abajo.
2) Creación desde arriba y creación desde abajo
3) La asociación de una diosa con el cielo
4) La creación a partir del pensamiento
Un mundo de arriba y otro de abajo
En este mito U’wa, la imagen que aparece luego de escucharlo es la de un par de semicírculos, unidos por su base. Al descender desde el mundo de arriba, coronado por la diosa, el área habitada por otros dioses se va agrandando. Y debajo de este semicírculo superior, existe un inframundo a manera de imagen especular. El mundo superior fue creado con unas connotaciones positivas y el de abajo, con unas negativas.
Este concepto de los mundos paralelos, en los que todo lo que existe a un lado tiene una réplica y una imagen en el otro, se halla en innumerables mitos. En este relato particular, todo lo que hay en el mundo de abajo está relacionado con elementos del de arriba, existiendo una conexión secreta y sorprendente entre ambos, como en una demostración del famoso axioma alquímico que dice: «Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba». Se trata del mundo celeste sobre el inframundo. También los colores asociados a cada uno de los mundos son significativos, pues la alquimia atribuye el Blanco a la inocencia y la iluminación, mientras que el Rojo se asocia a la sangre, la pasión y el fuego (Chevalier y Gheerbrant, 2003: 323). En el relato U’wa, es precisamente la madre del fuego, en el mundo interior, quien ordena al demonio Canwará, llevar a cabo la creación también mediante el “puro pensamiento”; pero éste exagera la inhalación del yopo, y sus obras le resultan negativas.
Creación desde arriba y creación desde abajo
Al final de la introducción, se habla de dos temas típicos. Se trata de “la creación desde arriba, y la creación desde abajo”. Se menciona explícitamente que: “Así como la génesis del universo superior se orientó de arriba hacia abajo, a partir del pensamiento de Rurcocá, Sira y Canwará lo hicieron de abajo hacia arriba”. Más adelante, cuando nos detengamos en el simbolismo de este par de mundos, así como del tercero, producto de la colisión entre los anteriores, veremos las implicaciones de este interjuego de movimientos descendentes y ascendentes. Por ahora, se resaltan los contrastes entre estas dos formas de creación: la de arriba es perfecta, mientras que la de abajo es torpe.
Una diosa asociada con el cielo
El otro aspecto que además de llamativo, es inusual, es que la figura asociada con los cielos es femenina, mientras que la masculina, esté asociada con la tierra. Si recordamos la cosmogonía griega, por ejemplo, recordaremos que el cielo está representado por el dios Urano, mientras que la tierra lo está por la diosa madre Gea. Tradicionalmente se ha considerado el cielo asimilado al principio masculino, a lo activo, al espíritu y a la luz; mientras que la tierra se relaciona con el principio femenino, pasivo, material y a la oscuridad.
En este mito tenemos la situación contraria. Rurcocá está asociada con el cielo y Sira con la tierra. Uno de los pocos casos paralelos a este en la mitología universal se presenta en la cultura egipcia, en donde la deidad de los cielos es la Diosa Madre Nut, mientras que el dios de la tierra es Geb. Recordemos que los dos son separados para dar cabida a los seres humanos, y desde entonces Nut arquea su cuerpo para formar la cúpula celeste.
Nut y Geb en la Mitología Egipcia
Respecto a esta interesante característica, podemos proponer una hipótesis interpretativa, que, formulada en forma esquemática, es que lo espiritual tiende a “materializarse”, mientras que lo material tiende a “espiritualizarse”. Debemos insistir en que esta inversión en los roles de género de las deidades, es algo bastante específico de la comunidad que estamos estudiando, y por eso no puede ser generalizado a la forma como suele generarse la conciencia en el ser humano.
Si analizamos la cultura egipcia en su totalidad, vemos que una de sus particularidades más sorprendente es la forma en que sus gentes lograron materializar sus ideas. Von Franz hablará de la “concreticidad” de la civilización egipcia. Como un ejemplo extremo de esta tendencia, recuerda que, ante la creencia de la inmortalidad del alma, ellos asumieron ese problema de una manera tan concreta, que llegaron a momificar los cuerpos luego de la muerte. Es decir, la existencia terrenal en Egipto fue tratada como algo muy espiritualizado e inmaterial. En la cultura U’wa podría haber sucedido algo semejante, pero necesitaríamos conocer más en profundidad detalles sobre su cultura. No obstante, consideramos que es una hipótesis interesante que puede servir de punto de partida para futuros trabajos investigativos.
Creación por pensamiento
La forma en que la diosa Rurcocá inicia la creación es también bastante novedosa. Von Franz menciona diferentes modalidades en que las deidades pueden crear. En algunos casos, el creador lo hace como despertando a su consciencia. En otros se trata de un acto sexual a partir del cual todo se crea en el universo. Éste tema, que podría creerse que es el patrón más frecuente en los mitos de creación, se produce en pocas ocasiones, y se encuentra en mitos de sociedades poco desarrolladas. Cuando sólo aparece uno de los padres primigenios, una variante sexual es la masturbación de la deidad, lo cual es realmente un acto simbólico de autogeneración creadora, que como afirma Von Franz “proporciona una imagen obvia y adecuada” en estas situaciones (p. 162). En otros mitos, el énfasis se coloca es en las reacciones y estados de ánimo de la deidad, que conducen a la creación. A veces, es el miedo el que provoca que se creen las cosas. A veces es el motivo del llanto, y es que la primera reacción del creador, antes o durante la creación, es llorar. Otro sentimiento frecuente como inicio de la creación es la soledad. Pero ninguno de los estados mencionados hasta ahora es el caso de este relato U’wa.
En el relato U’wa, no se menciona el estado de ánimo de la madre creadora Rurcocá, en el momento en que inicia la creación. Aunque podría parecer que en este mito, ella está sola y aburrida, y por eso comienza a crear, eso no se precisa en el texto. Lo que se menciona explícitamente en esta historia, es que ella crea a Sira mediante el pensamiento. Y lo hace mientras aspira su “coca celeste”, acto shamánico originario.
En este mito, Rurcocá parece concebir en su interior el pensamiento sobre Sira, y éste aparece debajo de ella, como un segundo ser en el universo. La motivación parecería estar bastante relacionada con el deseo de querer que suceda algo y lograrlo.
Este tipo de creación mediante el pensamiento, es algo que se da principalmente en el seno de civilizaciones introvertidas, lo cual parecería corresponder a los U’wa, pues sus costumbres y ritos denotan un gran interés en su vida interior. Esta característica se ha encontrado también en los mitos de creación de los gnósticos, de comunidades nativas norteamericanas y de algunas orientales. En todas ellas existiría un énfasis puesto sobre las potencialidades interiores del ser humano, que las llevaría a describir el mito de creación como un proceso interior de pensamiento dentro de las divinidades. Dice von Franz que en estos casos se trataría “de rastrear dentro de sus mentes y llegar a la visión interior… para observar y describir los procesos que anteceden al pensamiento o a la idea creativa” (Von Franz: 180).
Exposición
La historia refiere la forma en que es creado el mundo intermedio de los seres humanos: “Se dio luego el movimiento, y los mundos de abajo y de arriba se encontraron o reunieron. Como resultado de esta conjunción y mezcla, se produjo el mundo intermedio”.
En esta Exposición se resumiría el conflicto psicológico central que elabora el mito. Lo que hemos visto hasta el momento, en forma resumida, es la existencia de un par de mundos, que actúan como espejo uno del otro, pero en el que los mismos elementos aparecen idealizados en el de arriba y estigmatizados en el de abajo. Y luego, como resultado de la confrontación y encuentro de uno con el otro, se da nacimiento a un mundo intermedio. Dice von Franz al respecto:“Ya en la filosofía griega y posteriormente en el gnosticismo y en la tradición medieval, se ha atribuido a la psique humana un lugar intermedio entre dos opuestos. Por ejemplo, la psique era vista como un fenómeno intermedio entre el espíritu y el cuerpo, entre el cielo y la tierra” (Von Franz, 1978: 59).
El problema que estaría elaborando este mito es entonces el del nacimiento del “campo de conciencia”, como resultado final del proceso de encuentro entre dos universos: arquetipal (o psicológico) y el instintivo (o somático). La conciencia debe desempeñar un difícil papel mediador, pues recibe demandas de esas dos tendencias contrarias. Unas exigencias proceden de la base psicológica del ser humano, representada por el mundo de arriba. Las otras provienen de la base somática, representada por el mundo de abajo. Muchos de los contenidos vienen de ámbitos desconocidos, de uno y otro lado, por lo que no pueden ser reconocidos conscientemente, sino que se infiere su existencia por los efectos que producen.
Símil entre la psique y el espectro del color
La complejidad de la interacción entre estos tres ámbitos, ya había sido resaltada por Jung. Encontraba que el fenómeno de la psique era aún algo completamente desconocido y misterioso. Reconocía que lo psíquico puede tener múltiples aspectos y tonalidades, y para ayudar a comprenderlas, afirmaba que la psique era comparable al espectro de la luz, el cual posee todos los colores posibles.
Espectro del color
En el extremo inferior, estaría el polo netamente instintivo. Allí, la psique tiene conexiones muy estrechas con los procesos físicos, con el cuerpo, con lo material y con las percepciones instintivas. Sabemos que, en gran medida, las respuestas instintivas se manifiestan mediante reacciones físicas. Jung definía precisamente el “instinto” como aquella disposición innata hacia ciertas reacciones físicas típicas. Aunque acá se ubicarían los síntomas físicos, cada vez se han encontrado también los síntomas psico-físicos. Así, esta misteriosa área fronteriza está siendo actualmente investigada por la medicina psicosomática, ya que se han descubierto las múltiples conexiones e interacciones que se presentan entre los fenómenos físicos y los psíquicos. Sin conocer plenamente sus leyes y condiciones, cada vez es más aceptado que una reacción psíquica puede influir en una física, y las físicas en lo psicológico.
Al lado opuesto, en el extremo superior del espectro, Jung ubicaba el mundo de los arquetipos, igual de misterioso que el de los instintos. Es el ámbito del espíritu, de los sueños, los conceptos, imágenes y fantasías. No obstante, encontraba que allí, algunos fenómenos dejaban de ser considerados como algo “sólo psíquicos”, y era el caso de los fenómenos sincronísticos y los llamados fenómenos extra-sensoriales. Este campo continúa siendo bastante inexplicado aún en la actualidad.
Sólo se puede afirmar que los arquetipos tienden a ser psicóideos, es decir, a aparecer no sólo en los fenómenos psíquicos, sino también en la materia exterior, como hechos físicos. Y existe además la fuerte sospecha de que estos dos polos, el psíquico y el físico, están secretamente conectados. Esto significa que en el espectro del color, el extremo superior tendría como una extensión que se prolongaría hasta el extremo físico.
Consideramos que, al igual que el espectro del color, la imagen del continuo entre los mundos de arriba, el intermedio y el de abajo en el mito U’wa, representa el fenómeno psíquico. Hablemos primero de los mundos de arriba y el mundo de abajo. El mundo Rojo corresponde al polo instintivo, el Blanco al polo arquetipal. El color rojo está generalmente asociado simbólicamente con las pasiones humanas, con la sexualidad, con la fertilidad y con la sangre menstrual (como menciona el mito), y con las manifestaciones instintivas, cercanamente vinculadas con nuestra estructura corporal. El mundo Blanco, por el contrario, es el lugar asociado a los picos nevados, al agua pura, al alucinógeno, la asexualidad, las acciones divinas y las manifestaciones arquetipales, tan cercanamente vinculadas con lo espiritual. Jung aseguraba que no había encontrado un solo arquetipo que no tuviera su instinto correspondiente, y eso confirmaría la sospecha de que existe una conexión entre ambos aspectos.
Refirámonos ahora al mundo intermedio. En el centro, mediando entre cuerpo y espíritu, se encuentra el mundo Amarillo y Azul, correspondiente al campo de la conciencia, asociado por el mito mismo con la enfermedad, pero también con su contraparte, las plantas que la curan. Este mito nos recuerda que la consciencia humana es un fenómeno intermedio que debe lidiar con estos dos polos, el arquetípico y el instintivo. Los dos están regidos por divinidades, lo que significa que hacen exigencias que deben ser acatadas. Y se trata de divinidades bastante cercanas unas a las otras. Dice von Franz que existe una identidad secreta entre los dos tipos de dioses, ya que “en el fondo, los Dioses de la Tierra son realmente Dioses de los Cielos que tienen un extraño componente terrenal”. Así, unos serían bastante instintivos y otros bastante espirituales.
Peripateia
Sobre las peripecias del mito, en la Peripateia se añade una información importante adicional: que los seres humanos no están solos a la hora de bregar con las presiones de los mundos superior e inferior. El relato informa que, como suele suceder en muchos mitos de diferentes épocas, algunos dioses se rebelan contra los suyos para ayudar a los humanos. Es el caso de Prometeo en la mitología griega, que roba el fuego del cielo para permitir el desarrollo humano.
Aunque la historia de los U’wa no presenta detalles sobre la manera en que se da el hurto, se menciona que lo realizan “deidades shamánicas” y que efectúa mediante el engaño, lo cual es una característica tradicional en este tema arquetípico. En este relato, el elemento hurtado no es el fuego, sino el maíz, celosamente escondido por las deidades, que posee unas características semejantes a las del fuego, ya que es el “limo o materia básica” de la creación, fundamental para la evolución humana. Simbólicamente, este hecho estaría confirmando que la conciencia dispone de una chispa divina de potencial creativo que proviene de zonas supra-conscientes. Es la creatividad que ofrece al ser humano posibilidades para un despertar intelectual y espiritual.
El equilibrio entre los mundos
Recordemos que en la metodología junguiana, la Lysis o Desenlace de los relatos orienta a la resolución del problema psíquico tratado. Esta parte comienza recordando que el nuevo mundo intermedio no es indestructible como los otros, sino que su permanencia depende del equilibrio logrado entre ellos. No lograr este equilibrio llevaría a un estancamiento y a un retroceso en el desarrollo psíquico.
Habíamos visto que el fenómeno central elaborado en este mito se refería al conflicto que enfrenta la conciencia naciente, al encontrarse en medio de dos tendencias contrarias. Acá se presenta una pauta de solución al problema. Los U’wa mencionan haberse atribuido la responsabilidad de mantener el delicado equilibrio entre los dos mundos. Si los mitos cantados no se celebraran, ellos están convencidos que las cosas se podrían “salir de su lugar”. Además, es mediante el ritual y la celebración de los mitos cantados, que los u’wa desempeñan la labor de mantener este balance entre los extremos.
La respuesta al conflicto estaría, entonces, en una reunificación de estos dos mundos. En reconocer conscientemente las limitaciones de la conciencia y aceptar las fuerzas tanto psicológicas como somáticas (y aún psicoides) del inconsciente. Es realmente la búsqueda de una integración, que no puede alcanzar mediante la racionalidad, sino que sólo se lograr a través del símbolo unificador. Eso es lo que los U’wa consiguen a través de la celebración de los mitos cantados, en los que se recuerda la creación del mundo intermedio a través de imágenes de contenido arquetípico.
En resumen, la solución está en lograr que la conciencia alcance una unificación con el inconsciente, con el fin de acercarse a la totalidad, que es la meta de la individuación. Este proceso no es fácil, tranquilo ni pacífico, sino que es un conflicto vigoroso entre opuestos, por lo que los U’wa lo deben repetir una y otra vez, en sus rituales, valiéndose de los mitos cantados, los cuales hacen uso del símbolo unificador.
Reflexiones finales
Esta aproximación que hemos tratado de realizar a la interpretación junguiana de otro mito de creación colombiano, es una oportunidad para compartir y actualizar las siguientes reflexiones:
1. Comprobar la riqueza simbólica de los relatos míticos de nuestra cultura colombiana, comparable con la de mitos tradicionales de otras culturas, tales como los griegos o los egipcios. Como decía el antropólogo austro-colombiano Gerardo Reichel-Dolmatoff, “Un texto mítico recogido en las orillas del Amazonas o en las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta nos debe infundir el mismo respeto, la misma admiración… que un texto en sánscrito o un texto en latín o griego. ¿No es uno el género humano?…” (Reichel-Dolmatoff, 1996: 27).
2. Resaltar la importancia que dentro de las distintas clases de mitos, tienen los llamados mitos de creación, ya que, además de corroborar que producen una especial movilización de sentimientos y emociones, tienen para la Psicología Analítica un valor fundamental, al plantear hipótesis acerca de los inescrutables procesos del surgimiento de la conciencia.
3. Plantear el conflicto que representa para la conciencia, tener que moverse ante demandas provenientes del inconsciente, tanto del plano arquetípico como del instintual.
4. Reflexionar sobre la solución que propone el mito a este conflicto, en la necesidad que tiene la consciencia de lograr la conciliación de los contrarios, sin permitir que ninguno de los dos extremos domine al otro, so pena de producirse una grave catástrofe.
Bibliografía
Correa, François. “Sierras paralelas: Etnología entre los Kogí y los U’wa. Geografía humana de Colombia. Región Andina Central, Volumen III, Tomo IV.
Chevalier Jean y Gheerbrant, Alain (2003). Diccionario de los Símbolos. Barcelona: Herder Editorial.
Osborn, Ann. “Comer y ser comido: Los animales en la tradición Oral U’wa (Tunebo)”. Biblioteca Luis Angel Arango Digital. Disponible en: http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep.htm. Consultado: 28 marzo 2008.
Reichel-Dolmatoff, Gerardo (1996). Los Kogi de Sierra Nevada. Palma de Mayorga: Editorial Bitzoc.
Von Franz, Marie-Louise (1978). Mitos de Creación. Carcácas: Monte Ávila Editores.
____________________ (1970). Érase una vez…. : Una interpretación psicológica. Barcelona: Ediciones Luciérnaga. .
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