La imagen psíquica en la intervención clínica de la Psicología Analítica – Parte 1

«LA IMAGEN PSÍQUICA EN LA INTERVENCIÓN CLÍNICA DE LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA«

Primera Parte


Andrés Ocazionez Trujillo

Psicólogo de la Universidad San Buenaventura (Medellín). Este documento hace parte de su tesis de pregrado en psicología, presentada en 2006. E-mail: aocazionez@yahoo.com. Se publica con autorización del autor.

 

INTRODUCCIÓN

 

La presente introducción pretende mostrar al lector lo que encontrará en las siguientes páginas, es decir, los capítulos resultantes del proceso de investigación, el método que empleó para identificar las emergencias y organizar los hallazgos y la formulación preliminar que sirvió de guía al inicio del estudio y que, en un momento determinado, se configuró en la ruta de análisis.

Como indica el título de este manuscrito, la investigación se relaciona con la concepción de imagen psíquica en los clínicos de orientación analítica. Dicha investigación ha requerido, desde un primer momento, una contextualización de su punto de inicio. Así, el primer capítulo denominado Formulación delimita el tema de interés del estudio, las preguntas iniciales que articularon la investigación en un primer momento, sus objetivos y antecedentes de la misma buscando, de esta manera, plantear con claridad el emplazamiento conceptual que la sustenta. Cabría anotar en este punto que los objetivos propuestos para la investigación resultaron imprescindibles para la unidad de estudio y las unidades de análisis preliminares que se fueron configurando, posteriormente, en una ruta de análisis. Así, como el lector habrá de advertir, los objetivos que aparecen en el primer capítulo atraviesan la totalidad del trabajo.

Ahora bien, antes de continuar con la presentación del presente estudio, se considera necesario hacer una breve aclaración. Como el lector habrá de advertir, cada capítulo responde a la lógica interna del trabajo. Es decir, los capítulos se componen en el sistema categorial, donde el título de cada uno refleja una categoría supra-axial que luego se van desglosando en categorías axiales (apartados) y sub-axiales (sub-apartados). Éstos se configuran como una amalgama, el tejido resultante de los hallazgos o emergentes del proceso de análisis, una urdimbre que surge de la fundición entre los datos empíricos y teóricos. Por consiguiente, el referente conceptual atraviesa los capítulos desde el primer momento hasta el final de la investigación permitiendo, de esta manera, la revisión continua de diversas propuestas teóricas. Lo anterior se hace con el propósito de llevar las implicaciones del enfoque cualitativo a sus formas más específicas de presentación. Evitando, de esta manera, que la investigación simule una lógica cuantitativa donde el referente conceptual constituye una fase discreta del proceso de investigación y los hallazgos apuntan a validar o refutar un cuerpo teórico.

Aun así, con la intención de ofrecer la mayor claridad posible, el autor ofrece en el segundo capítulo una presentación de los autores y los temas que en un primer momento y de manera inicial y provisional, ayudaron a delimitar la materia de estudio. Este capítulo recibe el título de Lo metodológico y alude a la opción metodológica empleada por el investigador para aproximarse a su tema de interés. El capítulo abarca, así mismo, las técnicas utilizadas para recolectar la información y el plan que se empleó para encontrar una ruta de análisis a partir de los datos. Adicionalmente, Lo metodológico ofrece una descripción de los informantes, los criterios de selección y las circunstancias que facilitaron el acceso a los mismos.

A partir del tercer capítulo titulado Suelo nutricio para la concepción de imagen psíquica, el lector encontrará, por primera vez, los hallazgos de la investigación. Este capítulo explora las experiencias (contacto con la imaginación de la cultura occidental, tránsitos y búsquedas, referencialidad y experiencias con la psicopatología) que han servido de suelo nutricio, de punto de partida para la concepción de imagen psíquica.

El cuarto capítulo se aproxima a una concepción de imagen psíquica móvil y variable, determinada en todo momento por la relación que los informantes mantienen con las mismas. El capítulo se designó Concepción de imagen psíquica y ofrece una revisión de aquellos aspectos (repercusión y resonancia, numinosidad y prefiguración del destino) que la caracterizan y la diferencian de una representación sensorial o una imagen pictórica, entre otras.

El quinto capítulo, Apuntes en torno a la psicoterapia, revisa las experiencias imaginales de los clínicos en el ámbito psicoterapéutico. El capítulo abarca tres instancias de lo clínico: lo discursivo, la imaginación onírica y la transferencia, procurando revisar las vivencias, pensamientos y miradas sobre la imagen que los informantes extraen de su práctica clínica. Finalmente, se llega al capítulo seis, un breve epílogo donde se hace un recuento de los hallazgos y emergencias encontrados en el proceso de investigación.

Ahora bien, antes de dejar al lector con la investigación, se considera oportuno hacer dos breves señalamientos. Primero, una parte considerable de las fuentes bibliográficas empleadas en el estudio está en inglés, el autor ofrece una traducción en el texto y un pié de página donde se incluye la cita original y su respectiva referencia. Segundo, el autor ha procurado, en la medida de lo posible, brindar aclaraciones con respecto a algunos conceptos que aparecen en el trabajo. Por consiguiente, se incluyen textos, notas y pies de página con la intención de ampliar los déficit de información que el texto pueda asumir. Queda pues, en manos del lector La imagen psíquica en la intervención clínica de la psicología analítica.

 

 

 

1. FORMULACIÓN

 

1.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


A lo largo del presente trabajo, el lector encontrará constantemente la expresión “psicólogos de orientación analítica” la cual puede ser fácilmente confundida con “psicólogos de orientación psicoanalítica”, es decir, cualquier psicólogo que éste activamente vinculando a la teorización y/o técnica de la tradición psicoanalítica. Es por ésto que se considera conveniente aclarar que cuando se haga mención de “psicólogos de orientación analítica” en el presente trabajo, se hace referencia exclusiva a aquellos pertenecientes, o de alguna manera vinculados, a la escuela de Psicología Analítica fundada por el médico y psiquiatra suizo Carl Gustav Jung.

Según Piñeres:

La visión jungiana de la psique y la propuesta clínica de allí derivada fue denominada en su momento como psicología analítica, nombre que aparece por la necesidad de diferenciar los planteamientos jungianos de la propuesta freudiana. Así como Freud, Jung también ha servido de base para la posterior formación de los clínicos que derivan su mirada y su praxis de las propuestas iniciales de este pensador. Un dato curioso es que quienes se forman en esta escuela reciben igualmente la nominación de analistas, pues, su práctica se centra en la concepción de inconsciente contenida en sus formulaciones. Las diferentes orientaciones de psicología analítica continúan hoy en día, quizá con más fuerza que en un inicio, formando analistas miembros de la IAAP (Internacional Association for Analitical Psychology).(1)

No obstante lo anterior, se considera necesario señalar que la psicología analítica, al igual que otras escuelas de psicoanálisis u otras psicologías de orientación psicoanalítica encuentran, en sus diferentes líneas de comprensión de la psique, un horizonte común que permite ser rastreado a partir del término psicología profunda o psicología de las profundidades. Dicho término aparece con Bleuer (Tiefenpsychologie) y permite identificar en estas propuestas clínicas la metáfora topográfica de lo inconsciente. Así, es posible escuchar a Freud diferenciando los planteamientos de la psicología profunda a las formulaciones de la psicología descriptiva de la conciencia:

Hasta aquí se distinguía principalmente de la Psicología por su concepción dinámica de los procesos anímicos, a la cual viene a agregarse ahora su aspiración a atender también a la tópica psíquica y a indicar dentro de qué sistemas o entre qué sistemas se desarrolla un acto psíquico cualquiera. Esta aspiración ha valido al psicoanálisis el calificativo de psicología de las profundidades (Tiefenpsychologie) .(2)

Si bien fue Bleuer el primero en exponer el término psicología profunda (Tiefenpsychologie), la psicología analítica encuentra en Heráclito la primera vinculación de los términos psique y profundidad convirtiendo esta última en la dirección, cualidad y dimensión del psiquismo. La psicología analítica sigue a Heráclito al abordar el psiquismo a través de un principio de profundidad puesto que, como afirma el autor, “no encontrarás los confines de la psyche por más que viajes en cualquier dirección, tal es la profundidad de su logos.” (3) Queda entonces por entendido que el presente trabajo hará referencia exclusiva a los psicólogos de orientación analítica y que la psicología analítica, a su vez, se configura cómo una psicología profunda pues su mirada hacia la psique y sus dinamismos parte de una metáfora tópica, una metáfora, sí se quiere, de profundidad.

Así mismo el lector encontrará continuamente, a lo largo de éste trabajo, el término “imagen psíquica” que podría ser fácilmente confundido con imagen-signo o imagen-alegórica. Lo anterior puede deberse, en parte, a que la noción de imagen y el empleo de los términos relativos a lo imaginario han sufrido bastas transformaciones a lo largo de los siglos. En este sentido, Durand (4) advierte la gran confusión y ambigüedad que existe actualmente con relación al tema, señalando que la mayoría de los autores contemporáneos emplean indistintamente términos como imagen, signo, alegoría, símbolo y representación. Teniendo en cuenta que la imagen psíquica constituye un tema central en la presente investigación, se considera prudente presentar las características y diferencias fundamentales entre el signo, la imagen alegórica y la imagen simbólica.

Con relación al signo, Durand afirma que, “la mayor parte de los signos son sólo subterfugios destinados a economizar, que remiten a un significado que puede estar presente o ser verificado.” (5)Caben en esta categoría las siglas o algoritmos que remplazan con economía largas definiciones conceptuales o las señales que previenen o advierten el objeto que representan. Teniendo en cuenta que la función del signo es indicativa y destinada a economizar operaciones mentales o representar objetos verificables, nada impide que, hipotéticamente, éstos puedan ser elegidos arbitrariamente.

No obstante, existen casos en los cuales los signos remiten a abstracciones difíciles de verificar empíricamente como cuando aluden a cualidades espirituales o morales como la Verdad, la Justicia o la Belleza. En tales casos, los signos se hacen más complejos y, al significar objetos menos evidentes, deben representar de forma concreta y no arbitraria parte de la realidad representada. Dichos signos o imágenes alegóricas se sirven, por tanto, de alegorías, apólogos o emblemas para significar su concepto.

Finalmente, se llega a la imagen simbólica en donde el significado es, teóricamente, imposible de representar directamente y donde sólo se hace posible referirse a un sentido y no a una cosa sensible. Jung define el símbolo como, “la representación posible de una cosa relativamente desconocida, que por consiguiente no sería posible designar en primera instancia de manera más clara o más característica” (6) y que – de hecho-, “los símbolos no son signos o alegorías para una cosa conocida, sino que tratan de indicar una realidad poco conocida o desconocida del todo” (7). Así mismo, Durand diferencia la imagen simbólica de la alegoría afirmando que esta última, “sólo proporciona una noción general o una idea que es diferente de ella misma” (8) mientras que la primera “es la idea misma hecha sensible, encarnada.” (9) Al no poder confirmarse mediante una prueba simple, pura y concreta, el símbolo según Durand “sólo vale por sí mismo” (10) . A diferencia del signo simple o el signo alegórico, el símbolo se hace ambiguo e invita a un conocimiento parabólico, indirecto o metafórico debido a que nunca puede significarse de una vez por todas y se manifiesta como “epifanía inagotable”(11) . Corbin afirma al respecto que:

El símbolo propone un plano de conciencia que no es el de la evidencia racional; es la “cifra” de un misterio, el único medio de expresar lo que no puede ser aprehendido de otra forma; nunca es “explicado” de una vez por todas, sino que debe ser continuamente descifrado, lo mismo que una partitura musical nunca es descifrada para siempre, sino que sugiere una ejecución siempre nueva . (12) 

La psicología analítica se acerca al inconsciente a partir de ésta acepción de la imagen simbólica. Sin embargo y antes de discutir la relación entre la psicología analítica y la imagen, se considera necesario esbozar la noción de imagen psíquica en el pensamiento occidental *pues esto podría, parcialmente, explicar la confusión y ambigüedad contemporánea en lo relativo al tema de lo imaginario.

La noción de imagen psíquica y la aproximación y atención sobre la misma ha sufrido diversas connotaciones a lo largo de la historia del pensamiento occidental. Pueden rastrearse los albores de la noción de la imagen psíquica en la Grecia clásica y, especialmente, en el pensamiento de Platón y Aristóteles. El primero, a través de su presentación del Mito de la Caverna, concibe la imagen como una representación de una representación. Es decir, la imagen es una representación de los objetos materiales los cuales son, a su vez, una representación de un ideal de los mismos ubicado en la eternidad. A diferencia de Platón, Aristóteles ubica la fuente de las imágenes no en la eternidad metafísica sino en el mundo de la materia, concibiendo la imagen como derivado de los datos sensoriales. Kugler (13) plantea al respecto que aunque ambos pensadores consideran por primera vez la relación entre imagen, ser y realidad, no reconocen la imagen psíquica como autónoma y originaria en sí misma sino como una representación de otra realidad primigenia y ajena a la condición humana, quedando la imaginación relegada a una función simplemente reproductiva.

Las dimensiones filosófica y religiosa de la edad media muestran una aproximación similar a la imagen. Al igual que los filósofos griegos, la cultura del medioevo occidental continua viendo la imagen como reproducción, en éste caso de Dios o una verdad originaria del ser (14) . El pensamiento de la edad media esta caracterizado por una desconfianza hacia la imagen. Kugler (15) pone cómo ejemplo a Ricardo de San Víctor, quién advierte a sus lectores no confundir su naturaleza única con las imágenes psíquicas, permitiendo vislumbrar tras esta advertencia la sospecha en el pensamiento del medioevo occidental de que la imagen puede no ser sólo una representación de otra realidad, sino una función original de la naturaleza humana.

Dicha sospecha va tomando, gradualmente, forma de certeza y en los trabajos de autores como Paracelso, Ficino y Bruno se esboza una nueva teoría de la imagen psíquica. Situándola desde la alquimia y la filosofía hermética, se concibe la imagen como un elemento creativo, transformativo y central en la vida psicológica del ser humano. Haciendo analogía de la revolución cosmológica de Copernico, Paracelso plantea el interrogante, “¿Qué otra cosa es la imaginación sino el sol interno?”(16) Bruno, por su parte, elabora una penetrante revisión de la concepción tradicional de imagen psíquica como función reproductiva y llega incluso a plantear que la imaginación constituye el sustento del pensamiento racional, situando por primera vez la creatividad como un elemento central de la condición humana. Dichas ideas, al subvertir el patrimonio creativo de la divinidad, fueron consideradas heréticas para el pensamiento religioso de la época, Bruno murió incinerado en la hoguera.

Los albores del modernismo traen un cambio fundamental en la concepción occidental de la imagen con el filósofo francés Descartes. El desarrollo de sus teorías resulta fundamental para la visión moderna de un mundo dividido en objetos y sujetos. La teoría cartesiana del sujeto pensante ubica la fuente de significado, comprensión, verdad y creatividad no en el mundo material, metafísico o divino sino en la subjetividad humana. Descartes y sus seguidores marcan los inicios del humanismo moderno y traen un cambio fundamental a la psicología, otorgando prioridad comprensiva, creativa y generativa a la mente humana. Sin embargo y como sugiere Hillman (17) , la teoría cartesiana al ver el mundo como dividido en sujetos y objetos, no deja lugar para nada metafórico, ambiguo o intermedio, la psique queda relegada a la glándula pineal y la imaginación a una función reproductiva.

Según Kugler (18), la filosofía de finales del siglo XVIII y La Crítica a la Razón Pura de Kant marcan un hito insoslayable en la historia de la concepción de imagen psíquica del pensamiento occidental. Al igual que Hume (quien consideraba que el conocimiento humano es similar a una galería de imágenes interrelacionadas) y Descartes, Kant libera la imaginación de sus fundamentos trascendentales (ideales o divinos) pero a diferencia de éstos propone una dimensión adicional de la imagen. Kant reconoce una dimensión no sólo reproductiva sino incluso productiva de la imagen psíquica, ubicando la imagen como condición esencial para todo conocimiento. Según el autor aquí citado (19), La liberación de la imagen llevada a cabo por Kant ubica la imaginación como central en las teorías del arte, la filosofía y el conocimiento del siglo XIX, reclamando su lugar como sustento a la conciencia. Lo anterior se manifiesta en la poesía inglesa de Blake (20), Shelley y Byron, francesa de Baudelaire, Hugo, Nerval y en la filosofía idealista alemana de Fitche y Schelling, entre otros.

Al adentrarse en el siglo XX, el pensamiento psicológico adquiere un renovado interés acerca de la importancia de las imágenes psíquicas en la vida mental del ser humano gracias al estudio de la psicopatología. Freud realiza un cuidadoso estudio de las imágenes en los sueños, fantasías, actos fallidos y recuerdos para vislumbrar la relación de éstos con la subjetividad y la formación de síntomas. Dichas imágenes son tomadas como representaciones de impulsos, deseos o circunstancias biográficas del individuo. Según Durand (21), Freud hace uso de las imágenes simbólicas en el sentido de efecto – signo, reduciendo las imágenes de la psique a las travesías libidinales por los órganos erógenos y las etapas psicosexuales, llevando a que, “todas las imágenes, todos los fantasmas, todos los símbolos se reducen a alusiones imaginarias de los órganos sexuales.”(22)

Jung a diferencia de Freud, concibe la imagen como la actividad autónoma de la psique, reconociendo como lo hizo Kant sus dimensiones productiva y reproductiva y considerándola fundamental para la experiencia humana. De esta manera argumenta que “la psique crea la realidad cada día. La única expresión que puedo encontrar para esta actividad es fantasía… La fantasía, por lo tanto, me parece la expresión más clara de la actividad específica de la psique. Es esencialmente una actividad creativa.” (23)

Dicha acepción de imagen, adoptada por la psicología analítica, requiere una reflexión acerca del logos particular de la psique, haciendo necesaria la discusión de la diferencia fundamental entre alma y espíritu. Según Bachelard (24), tanto la filosofía de la lengua francesa como la psicología pasan por alto la dualidad de las palabras alma ** y espíritu. Al no reconocer la diferencia entre los términos, la psicología contemporánea ha soslayado o malinterpretado un basto cúmulo de temas psicológicos ***.

Hillman estaría de acuerdo con lo anterior cuando afirma que:

Hoy hemos perdido prácticamente esta diferencia que muchas culturas, incluso tribales, conocen y profesan. Nuestras distinciones son cartesianas: entre la realidad tangible exterior y los estados mentales exteriores, o entre el cuerpo y una borrosa amalgama de mente, psique y espíritu. Hemos perdido la tercera posición intermedia que antiguamente en nuestra tradición, y también en otras, era el lugar del alma: un mundo de imaginación, pasión, fantasía, reflexión, que no es físico ni material por un lado, ni espiritual y abstracto por otro, pero que esta vinculado a ambos. Al tener su propio reino, la psique cuenta con su propia lógica -la psicología-, que no es ni una ciencia de los objetos físicos ni una metafísica de los objetos espirituales.(25)

El alma ha sido pues identificada con el espíritu y, por consiguiente, tanto el estudio del alma (psicología), como sus aflicciones (psicopatología) y su atención misma (psicoterapia), han sido asumidos indebidamente como preocupaciones eminentemente espirituales o abstractas, pasando por alto su propio terreno, el psicológico. El estudio alma y sus imágenes requieren, por tanto, un espacio ontológico propio debido a que la naturaleza simbólica, parabólica, indirecta y metafórica de la imagen psíquica hace necesaria una aproximación desde un terreno que reconozca y respete dicha naturaleza. Así, Hillman citando al catorceavo Dalai Lama (en una carta a Peter Goullart) ofrece una exposición imaginal de éste terreno psíquico y lo compara con el terreno del espiritual:

El alma está en casa en los valles profundos, sombríos. Allí crecen pesadas flores aletargadas, saturadas de negro. Los ríos fluyen como almíbar dulce. Se vacían en enormes océanos de alma.

El espíritu es una tierra de altura, blancos picos y lagos y flores como joyas resplandecientes. La vida es parca y los sonidos viajan grandes distancias . (26)

Ahora bien y según autores como Sharp , Jung no presentó jamás una sistematización de su trabajo lo cual podría dar cuenta de la considerable variedad de explicaciones, interpretaciones, malinterpretaciones y ampliaciones de la teoría jungiana que se han proliferado en las últimas décadas y de la enorme dificultad que implica la pretensión de resumir los conceptos básicos de la psicología analítica. No obstante, al realizar una revisión de los conceptos junguianos y postjunguianos, se hace evidente que la preocupación por la imagen psíquica es un tema implícito e incluso cohesivo entre los diferentes conceptos de la psicología analítica. Otros irían mas lejos al declarar que lo anterior es cierto no sólo para la psicología analítica sino incluso para la totalidad de la psicología profunda al afirmar como Kugler que: “La psicología profunda se desarrolló a partir del intento de explicar el rol de la imagen en la formación de la personalidad y la psicopatología” .

A continuación se pretende dar una idea de la intrincada relación existente entre imagen y psicología analítica en algunos planteamientos de Carl Gustav Jung, sus contemporáneos y sucesores. Lo anterior permite vislumbrar nuevas formas de concebir las imágenes psíquicas en un contexto clínico, lo cual implica un cambio significativo en la forma de pensar los significados de los pacientes, sus procesos psíquicos y la relación terapeuta-paciente.

La psicología analítica, así como la totalidad de la psicología profunda, parte de una teoría del inconsciente, teoría formulada en primera instancia por la práctica analítica y clínica de Freud. Según Kugler , Freud comenzó a explorar las profundidades de la mente humana basándose en el análisis cuidadoso de imágenes psíquicas en sueños, memorias y fantasías. A partir de sus hallazgos Freud no sólo reformuló las ideas preexistentes del inconsciente de una forma comprensiva sino que además expandió los conocimientos acerca del mismo e introdujo un método para explorarlo a partir de sus imágenes esto es, el método analítico, mientras que propuso un dispositivo para facilitar la emergencia de las formaciones del inconsciente. Ahora bien, siguiendo a Kugler , su teoría relegaba una función meramente reproductiva a las imágenes, haciendo una aproximación a las mismas como si fuesen representaciones de impulsos, deseos o eventos de la historia personal. Según Stevens:

(…) en el pensamiento de Freud acerca de la naturaleza del inconsciente pueden apreciarse dos importantes supuestos: primero, que está formado por recuerdos propios del individuo; segundo, que cuando esos recuerdos se reprimen, son invariablemente de carácter sexual. Freud añadió un tercer supuesto, a saber que la energía que impulsa todo el aparato psíquico y es responsable de su desarrollo en la infancia es de origen sexual.

Jung, por su parte, difería de esta concepción y sostenía, de un lado, que la sexualidad no es la única forma en que la energía libidinal puede ser encauzada y, de otro, que el inconsciente constituye un sistema autónomo capaz de formar sus propias imágenes. Desde éste punto de vista, las imágenes psíquicas poseen su propia existencia y aunque las experiencias biográficas, como los recuerdos reprimidos, pueden ser imaginadas en algún momento, no constituyen los únicos determinantes de la imagen.

Un fenómeno que puede muy bien ilustrar la autonomía del inconsciente es el complejo. Jung define los complejos como “la imagen de cierta situación psíquica que tiene un fuerte acento emocional y que además es incompatible con la actitud habitual de la conciencia.” Los complejos para la psicología analítica no son estrictamente causados por recuerdos reprimidos aunque si tienen y conllevan su propia psicopatología. Se les reconoce como característicos del psiquismo y necesarios para su dinamismo, con su propia autonomía y un comportamiento a manera de personalidades parciales secundarias. Refiriéndose precisamente a la autonomía de los complejos, Jung afirma que “Todo el mundo sabe en la actualidad que uno tiene complejos, lo que no se sabe también […] es que los complejos lo tienen a uno” .

A partir de sus investigaciones, Jung quedó convencido de que estos grupos de ideas cargadas afectivamente giraban en torno y mantenían una tensión con unos elementos nucleares y constitutivos del inconsciente colectivo los cuales llamó en un primer momento “imágenes primordiales” para después denominarlos “arquetipos”. De acuerdo con Kugler , Jung re-interpreta las ideas de Kant acerca de unas categorías apriorísticas necesarias para la razón, y las traslada al campo de la psicología analítica ubicando los arquetipos como “categorías” en el psiquismo humano. Al respecto el autor citando a Jung: “Se podrían describir estas formas como categorías análogas a las categorías lógicas que están siempre y dondequiera presentes como los postulados básicos de la razón. Sólo que en el caso de éstas <<formas>> no estamos tratando con categorías de la razón sino con categorías de la imaginación.”

Como se habrá podido vislumbrar, el tema de las imágenes es crucial para la psicología analítica. Adams , resalta el compromiso con la imagen y explica cómo desde la teorización de Jung se ha procurado concebir cada proceso psíquico como una imagen y una imaginería, puesto que para él la psique consistía esencialmente en imágenes e incluso podría afirmarse que la psique es imagen. Por lo tanto la posición que la psicología analítica tiene frente a la imagen psíquica es diferente a la que propone Freud, diferencia que se hace evidente sobre todo en algunas comprensiones de las formaciones del inconsciente como el contenido onírico. Así mismo, estas diferencias pueden ser vistas no sólo en la teorización sino también en su aproximación clínica. Lo anterior se puede ilustrar en la posición que mantiene Jung frente a los sueños, la cual se opone a la postura freudiana de entender el contenido manifiesto de un sueño como una fachada que oculta su significado real (en términos de la idea latente que anima la producción del sueño) y sirviéndose de la metáfora de una casa, afirma: “la llamada fachada no es, en la mayoría de las casas, ni un engaño, ni una transformación engañosa, sino que corresponde al contenido de ella y muchas veces incluso la revela claramente” . Es decir, los sueños muestran su significado en un lenguaje que es propio del psiquismo y más que traducirlas, las imágenes psíquicas, en tanto simbolicas, deben ser entendidas indirecta y metafóricamente.

Filósofos afines a la psicología analítica como Bachelard, estarían de acuerdo con Jung, por esto, refiriéndose a la imagen poética, dicho autor hace una crítica al método freudiano de interpretación analítica al subrayar que al interpretar una imagen se la traduce a otro lenguaje ajeno a su logos poético y sugiere que en éstas circunstancias se hace muy pertinente el juego de palabras: “traductor, traidor.” Plantea por otro lado, que existe una relación necesariamente acausal entre imagen y arquetipo al afirmar:

(…) la relación entre una imagen poética nueva y un arquetipo dormido en el fondo del inconsciente, tendremos que comprender que dicha relación no es, hablando con propiedad, causal. La imagen poética no está sometida a un impulso. No es el eco de un pasado. Es más bien lo contrario: en el resplandor de una imagen, resuenan los ecos del pasado lejano, sin que se vea hasta que profundidad van a repercutir y extinguirse. En su novedad, en su actividad, la imagen poética tiene un ser propio, un dinamismo propio. Precede de una ontología directa. Y nosotros queremos trabajar en esta ontología.

Bachelard sostiene que la existencia de las imágenes no depende de un impulso o un pasado. Es decir, la imagen tiene su propia ontología, es un ser en sí mismo. Muchos analistas contemporáneos parecen estar de acuerdo con los planteamientos respecto a la imagen que proponen Jung y Bachelard. Hillman por su parte, uno de los fundadores de la rama de la psicología analítica denominada psicología arquetipal ha sido enormemente influenciado por Bachelard y proclama una suerte de respeto por la imagen. Advierte la facilidad con la cual una imagen puede ser encasillada en una familia de símbolos o convertida en un concepto y sugiere, por tanto, “adherirse a la imagen” lo cual significa abstenerse de traducir las imágenes en significados o alegorías. El mismo autor le otorga un papel central a las imágenes en psicología y, buscando un sentido pristino a la palabra “terapia”, propone basarse en su etimología (servicio, atención y asistencia). Hillman se inclina a “servir” y “asistir” al alma misma, a sus sueños, complejos e imágenes. Sí bien el mismo Hillman no se sitúa en un contexto psicoterapéutico, muchos de sus aportes pueden comprenderse al interior de la clínica psicológica.

La actitud del psicólogo ante la imagen es de vital importancia en la clínica de la psicología analítica. De acuerdo con Larsen , los propósitos de la psicología no están comprometidos con la mera materia o el espíritu puro, su terreno es la imaginación y su guía la imagen. Explorar la manera como los psicólogos de orientación analítica a nivel local se sitúan frente a la imagen psíquica es pues primordial para comprender su proceder clínico. Adams estaría de acuerdo con lo anterior, pues según este autor lo que debería preocupar a un psicólogo de orientación analítica es la forma cómo los pacientes o, más precisamente, cómo sus psiques imaginan el mundo. Teniendo en cuenta que los analistas no tienen un acceso inmediato a la realidad de los pacientes, su práctica clínica depende de las versiones que sus pacientes traen de la realidad. Estas versiones son imágenes.

Lo anterior traería unos cambios significativos en la forma de comprender los significados de las vivencias de los pacientes, la relación terapeuta – paciente y la forma de pensar la psicoterapia. Es decir, asumir éstas propuestas implica un cambio significativo en la forma misma de concebir la práctica clínica.

Teniendo en cuenta las dificultades que se presentan en el surgimiento de cualquier escuela; como limitaciones económicas, presiones institucionales y laborales y propuestas que no guardan un compromiso epistémico con la misma, se hacen necesarias investigaciones que caractericen el compromiso y rigurosidad de la escuela mientras exploran sus temáticas centrales. La posición que los psicólogos de orientación analítica, a nivel local, mantienen frente a la imagen constituye un tema de indagación que permite a los mismos realizar una reflexión acerca de su postura clínica. Sin embargo y a pesar de su importancia, el tema de la imagen y la imaginación ha sido poco estudiado hasta el momento.


1.2 ANTECEDENTES


Las investigaciones aquí referidas no sólo han servido de antecedentes para una investigación que trata sobre la imagen psíquica en la clínica de la psicología analítica. Pues dichos antecedentes han servido al investigador, en tanto escritor novel, en la organización y estructuración del manuscrito. Así mismo, cabe advertir que aunque la psicología analítica cuenta con un bagaje considerable de revisiones documentales y posturas conceptuales frente a la imagen psíquica en la clínica psicológica, las investigaciones encontradas alrededor del tema han sido relativamente pocas. Entre estas, se pueden resaltar las realizadas por tres investigadores locales: Hincapié , Piñeres e Hincapié .
Así la investigación de Hincapié García titulada: Lectura mitopoética y literaria de los universos de significado, las prácticas y los contextos contemporáneos de lo masculino en la obra cinematográfica de tres directores hispanoamericanos , presentada para obtener el título de magíster en psicología clínica, aborda el tema de lo masculino, su relación con los discursos psicológicos y la mirada contemporánea propuesta por el cine. Dicha investigación sugiere, entre otras cosas, una alternativa interesante al nominalismo tradicional, señalando la pertinencia de un lenguaje mitopoético y literario para la psicología. Una prioridad a la imagen sobre el concepto, a lo metafórico sobre las verdades absolutas.

Por otro lado, Piñeres en la investigación La clínica, los sueños y las lógicas diversas , revisa las aproximaciones a la imaginación onírica realizada por clínicos de diversas escuelas de la psicología profunda. El autor describe lo onírico como el topos paradigmático de la vida onírica, como expresión autónoma y nativa del psiquismo. La autonomía de la imagen onírica permite pensar una psique objetiva, un mundo imaginal independiente de las ambiciones, deseos o voluntad del soñante.

Así mismo, la investigación denominada La psicoterapia: entre el cielo y el infierno , presentada por Hincapié Valencia para obtener el título de psicólogo, explora las relaciones entre el mito y la psicoterapia. La investigación devela un entramado simbólico subyacente a la psicología y la psicoterapia y propone una reflexión poetizante al interior de la misma.

Cabría mencionar además el libro del psicoanalista norteamericano Adams denominado The fantasy principle: psychoanalysis of the imagination. Dicho texto hace mención de una serie de investigaciones relacionadas a la imagen psíquica en la clínica de la psicología analítica y otras escuelas de la psicología profunda. Incluidas, entre otras, el estudio comparativo de interpretaciones oníricas conducido por Psychoanalytic Dialogues en el año 2000. El libro de Adams y sus reseñas de investigaciones recientes alrededor del tema, constituye un antecedente imporatante para el presente trabajo.

Así mismo en The alchemy of discourse , Kugler emprende una cuidadosa reflexión en torno a las implicaciones de los hallazgos de la investigación psicolingüística llevada a cabo por Jung a principios del siglo XX. La importancia del texto como antecedente para el presente estudio radica en que esta parcialmente asentado en una investigación que revela la intextircable relación entretejida entre imagen y lenguaje en el ámbito clínico.

Ahora bien, como se habrá podido advertir, la referencia exclusiva a otros autores no ha sido incluida en el presente apartado. Sin embargo el lector, en medida de su avance, podrá encontrar que la referencia a otros autores constituye más que una función de antecedentes, un apoyo para las ideas aquí propuestas.

 

1.3 FORMULACIÓN DEL PROBLEMA Y JUSTIFICACIÓN


Tras realizar una revisión inicial de los antecedentes de la investigación y algunos puntos centrales en las propuestas de autores como Jung, Hillman, Kugler y Adams, se encuentra un eje temático que podría permitir una reflexión acerca del lugar que ocupa la imagen psíquica en la clínica del psicólogo de orientación analítica. La psicología es un arte en constante transformación y teniendo en cuenta que, “su materia –la psique- muestra nuevas facetas con el transcurso del tiempo” , investigaciones presentes y futuras deberían contribuir a una constante reflexión al interior del campo?. Las reflexiones de Jung acerca de los planteamientos de autores como Freud, Dilthey, Coleridge, Schelling, Vico, Ficino, Agrippa, Bruno, Plotino, Platón, Heraclito, junto con sus propias experiencias anecdóticas y profesionales le llevaron, inevitablemente, a una transformación de la psicología profunda de la misma manera en que los pensamientos de Leibinz, Nietzche, Mesmer, Charcot, Janet, entre otros, llevaron a que Freud planteara teorización y práctica psicoanalítica . Es decir, la psicología sin sus transmutaciones, quedaría imposibilitada para reflejar el alma contemporánea, sería una “lengua muerta”, mientras que la reflexión al interior de su cuerpo teórico-práctico permite, en gran medida vislumbrar la posibilidad de apertura a dichas transformaciones. Por lo tanto, crear un espacio a partir del cual los clínicos de orientación analítica tengan la posibilidad de “volverse sobre si mismos” y sobre su postura frente a la imagen en su quehacer clínico, podría constituir una oportunidad para el desenvolvimiento del campo de la psicología en general y de la psicología analítica en particular. No obstante, la presente investigación no pretende ser, en sí misma, transformadora o revolucionaria, tan sólo busca una reflexión a partir de la experiencia de la cotidianeidad de los clínicos entrevistados. Por otro lado, la intención del estudio no es la defensa de las propuestas clínicas y teóricas de la psicología analítica sobre otras ofertas.

Al igual que la psicología, un psicólogo (y un psicólogo clínico, en especial) esta en constante transformación. Si bien el presente trabajo muestra ciertas inclinaciones, intereses y particularidades del estudiante (como la psicología analítica, las imágenes y el quehacer clínico), no pretende mostrar al estudiante como un “producto terminado” sino como un futuro profesional en constante formación, sometiendo sus ideas al rigor investigativo. De acuerdo con Hillman:

Cada psicología es una confesión, y el valor de una psicología para otra persona no reside en los lugares en los que puede identificarse con ella porque satisface sus necesidades psíquicas, sino allí donde es incitada a elaborar su propia psicología como respuesta. Freud y Jung son maestros de la psicología, pero no debemos seguirlos para hacernos freudianos o junguianos, sino para hacernos psicólogos .

Aun valiéndose de los planteamientos teóricos de C. G. Jung y sus seguidores, el autor del presente trabajo espera continuar forjando su identidad como psicólogo de acuerdo a sus propias idiosincrasias, intereses y estilo, además de que dicho trabajo le posibilite esta formación. Indagar temas centrales a la practica clínica de la psicología analítica, en particular, la aproximación a las imágenes constituye una invitación para preguntarse por el propio estilo que se irá construyendo y asumiendo en la vida profesional. Por otro lado, el trabajo contribuirá al afianzamiento y enriquecimiento teórico del autor, su gradual adquisición de una disciplina investigativa y un creciente compromiso con la práctica clínica.
Uno de los principales propósitos que se buscan tras la realización del presente estudio es la obtención del titulo de psicólogo. Teniendo en cuenta el creciente prestigio académico por el cual se ha caracterizado la Universidad San Buenaventura y su facultad de Psicología, se hace necesario que sus promociones ilustren su espíritu de compromiso ético, académico y profesional. Además, las demandas profesionales a nivel local, nacional e internacional requieren profesionales creativos e innovadores que cuenten con la posibilidad y voluntad de implementar propuestas novedosas a las actuales problemáticas y necesidades sociales. La investigación aquí planteada intenta mostrar todas estas cualidades siendo, entre otras cosas, una carta de presentación no sólo para profesores, directivas y demás estudiantes de la Universidad, sino además para la comunidad académica y la psicología en general.

Teniendo en cuenta la importancia de la imagen psíquica para la clínica de la psicología analítica, el investigador encuentra la posibilidad de describir el trabajo de los clínicos con la imagen a partir del suelo nutricio para su relación y concepción de la misma, las particularidades que atribuyen a esta y las experiencias que con ellas han construido en su ejercicio clínico.

Finalmente y de acuerdo con lo expuesto anteriormente se hace pertinente formular una pregunta de investigación que guarde coherencia con los propósitos ya enunciados:

¿Qué concepciones de la imagen psíquica han construido los psicólogos de orientación analítica a partir de: su aproximación a la imagen en la práctica clínica, las transformaciones que dichas aproximaciones han experimentado y las experiencias que se han construido a partir del trabajo con las imágenes psíquicas?


1.4 OBJETIVOS


1.4.1 Objetivo general: Comprender las concepciones de imagen psíquica que tienen los psicólogos de orientación analítica y que los ha llevado a fundamentar su práctica clínica.

1.4.2 Objetivos específicos

 Describir las concepciones de imagen psíquica que los psicólogos de orientación analítica han construido en su practica clínica.

 Identificar las transformaciones en las concepciones de imagen psíquica que los psicólogo de orientación analítica han experimentado.

 Conocer las experiencias que los psicólogos de orientación analítica han construido a partir del trabajo con las imágenes psíquicas en la practica clínica.

 

 

2. LO METODOLÓGICO

 

2.1 ENFOQUE Y MÉTODO DE INVESTIGACIÓN


Se pretende brindar a continuación una descripción del enfoque y método de investigación que han sustentado la actitud y la mirada del investigador a lo largo de todo el proceso indicando, así mismo, la pertinencia de éstos al momento de abordar la concepción de imagen psíquica en la clínica de la psicología analítica.


2.1.1 El enfoque cualitativo Como se habrá podido vislumbrar el enfoque de la presente investigación es de corte cualitativo. Al procurar comprender la concepción de imagen psíquica en la clínica de la psicología analítica, la presente investigación ha de relacionarse, necesariamente, con el mundo subjetivo e intersubjetivo de los informantes. Por tanto, un enfoque cualitativo se hace particularmente adecuado puesto que permite penetrar en los contextos de significado a partir de los cuales los psicólogos de orientación analítica conciben y se relacionan con la imagen psíquica en la cotidianeidad de su vida académica, personal y profesional.

El mundo de las vivencias, sentidos y significados y su aproximación a partir del estudio de la vida cotidiana de los actores, constituye una preocupación central para el enfoque cualitativo de investigación. Así Piñeres retomando a Sandoval enfatiza en este aspecto de la investigación cualitativa al afirmar que:

… se trata, en la investigación cualitativa, del estudio de la vida cotidiana en tanto que escenario básico de construcción, constitución y desarrollo de los distintos planos que configuran e integran dimensiones específicas del mundo humano y ponen de relieve el carácter único, multifacético y dinámico de las realidades humanas.

Lo anterior justifica, así mismo, la pretensión de la presente investigación de privilegiar los significados que los entrevistados han fundamentado en sus vivencias como pacientes, clínicos y estudiosos de la psicología analítica. Haciéndose necesario, por consiguiente, comprender su proceso de formación académica y experiencial que subyace a sus argumentos en torno a su concepción particular de imagen psíquica en las intervenciones clínicas.

Por otro lado, al optar por un enfoque cualitativo el investigador se ha visto en la necesidad de mantener un dialogo activo y constante con los datos durante todo el proceso de investigación lo cual le ha permitido, entre otras cosas, una interpretación imaginativa, generativa y estéticamente satisfactoria de los mismos, sin pasar por alto el cuidado, disciplina y rigor que su análisis merece.


2.1.2 El método fenomenológico El presente estudio se desarrolla, en última instancia, a partir de las ideas acerca de las imágenes psíquicas relatadas por los psicólogos de orientación analítica. Según Hillman , las ideas psicológicas o ideas acerca del psiquismo (necesariamente subjetivas) constituyen una forma en la que la psique busca verse, comprenderse e imaginarse a sí misma. Por tanto, al comprender las ideas de los informantes acerca de las imágenes psíquicas, se puede acceder no sólo a su noción del psiquismo y de la psicología sino además a su relación con la psique y concepción de las imágenes del alma.

De acuerdo con Martínez, “la fenomenología y su método nacieron y se desarrollaron para estudiar estas realidades como son en sí, por lo cual se permite que éstas se manifiesten por sí mismas sin constreñir su estructura desde afuera, sino respetándola en su totalidad”. El método fenomenológico, al respetar el fenómeno subjetivo de los informantes, permite interpretar e imaginar al interior del marco de referencia interno de los mismos lo cual brinda la oportunidad de comprender las ideas psicológicas desde sí mismas sin entrar con esto en detrimento de la propia creatividad y subjetividad del investigador. Al respetar las ideas de los entrevistados en su carácter de fenómenos subjetivos, el investigador puede entablar un dialogo auténtico y significativo con las mismas posibilitando, por esta vía, la generación de sus propias propuestas. Por consiguiente y teniendo en cuenta lo anterior, el método fenomenológico al poner énfasis en el punto de vista subjetivo de los informantes se considera particularmente adecuado a la hora de estudiar y comprender la concepción de imagen psíquica en los clínicos de orientación analítica.

Al optar por un método fenomenológico para una investigación acerca de la imagen, el investigador ha encontrado gran apoyo en las propuestas para una fenomenología de la imagen expuestas por Bachelard en La poética del espacio y La poética de la ensoñación . En dichos textos Bachelard no sólo señala el interés que ofrece el método fenomenológico para investigaciones acerca de la imagen sino que confirma que hablar de una fenomenología de la imagen no carece de sentido.

Como se podrá evidenciar a lo largo del presente estudio, las ideas ofrecidas por los informantes son manifiestamente metafóricas, imaginales. En este sentido y siguiendo las ideas del autor aquí citado se pretende, en todo momento, tomar la imagen como punto de partida para los análisis, elucubraciones y propuestas aquí trabajadas. En palabras de Bachelard:

La exigencia fenomenológica con respecto a las imágenes (…) consiste en poner acento sobre su virtud de origen, captar el ser mismo de su originalidad, beneficiándose así de la insigne productividad psíquica de la imaginación.

Lo anterior no pretende una pasividad o una ausencia de opus frente a las ideas ofrecidas por los informantes. Según el mismo autor, “… no existe, en lo que se refiere a los caracteres de la imaginación, una fenomenología de la pasividad”. Así, el investigador debe actuar a partir de los datos ofrecidos por los clínicos sobre el eje de la intencionalidad de su trabajo. Por consiguiente, la elaboración teórica aquí ofrecida cumple la función de sustentar, apoyar y ampliar las ideas de los informantes, ideas que desde un primer momento van a ser tomadas imaginal y metafóricamente. De esta manera se posibilita guardar coherencia entre el método de investigación y el contenido de la misma, mostrando desde ambos aspectos del estudio una idea aquí fundamental: la imagen psíquica al proceder de una ontología directa requiere, así mismo, una aproximación que no sea ajena a su logos, una aproximación, si se quiere, imaginal.


2.2 REFERENTE TEÓRICO


Como se mencionó anteriormente, el enfoque de este trabajo es de corte cualitativo. Por tanto, la revisión teórica corre en paralelo con la recolección de datos y el análisis de la información. Así, en la medida en que se fue encontrando una ruta de análisis, las categorías axiales y supra-axiales fueron aflorando permitiendo, de esta manera, la configuración de los capítulos presentados en el estudio. A diferencia de una lógica cuantitativa, el enfoque cualitativo sigue un proceso multicíclico donde la revisión de la literatura no constituye una fase discreta, preliminar o aislada de los demás momentos en la investigación. La revisión teórica es pues inseparable de la elaboración de los capítulos, apartados y sub-apartados que el lector encontrará en el presente trabajo. Aun así, se considera oportuno presentar al lector, en el siguiente gráfico, los teóricos que en un primer momento sirvieron de guía preliminar y provisional para apoyar la construcción del manuscrito teniendo en cuenta, por supuesto, que dicho referente se ha visto necesariamente ampliado y modificado a lo largo del trabajo. Así mismo, se ha incluido un gráfico que contiene los aspectos y conceptos atinentes al dominio específico de conocimiento elegido.

 


Gráfico 1. Guía inicial de autores para la investigación


Gráfico 2. Guía inicial de temas para la investigación


2.3 TECNICAS DE RECOLECCIÓN Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN


El presente apartado retoma brevemente la configuración inicial de la unidad de estudio y las unidades de análisis, la recolección de la información y su orientación hacia una ruta de análisis emergente.


2.3.1 Unidad de estudio y unidades de análisis El siguiente gráfico muestra las categorías deductivas iniciales en el proceso de investigación. Se considera prudente mencionar que puede también hablarse de categorías deductivas o preliminares.

Gráfico 3. Unidad de estudio y unidades de análisis


 

Con el propósito de comprender las concepciones de imagen psíquica que tienen los psicólogos de orientación analítica y que los ha llevado a fundamentar su práctica clínica, se pensó en tres unidades de estudio a partir de las cuales se inició el proceso de recolección de la información. Dichas unidades de estudio contribuyeron a la configuración de una guía inicial que ayudo a orientar las entrevistas en un primer momento, esto es; mientras el investigador se familiarizaba con el campo y encontraba una ruta de análisis. Estas unidades cómo se puede ver son: la concepción de imagen psíquica que tienen los psicólogos de orientación analítica en su práctica clínica, transformaciones en las concepciones de imagen psíquica de los psicólogos de orientación analítica y las experiencias construidas a partir del trabajo con las imágenes psíquicas. Adicionalmente, como anexo a este trabajo se pueden ver las preguntas iniciales a partir de las cuales se empezó a dirigir el proceso de recolección de la información (ver Anexo A).


2.3.2 Entrevista en profundidad Se realizaron 10 entrevistas en profundidad a cinco clínicos de orientación analítica cuyos criterios de selección serán especificados en el próximo apartado. Las entrevistas propuestas para el presente trabajo son profundas, no estructuradas y no directivas sin embargo, cómo se mencionó anteriormente, el investigador contó en un primer momento con un repertorio inicial de preguntas que sirvió de guía preliminar y provisional en las primeras entrevistas. Dicha guía inicial no constituyó en ningún momento un recurso rígido, estricto o cerrado. Teniendo en cuenta que la entrevista se relaciona con las experiencias personales o vivenciales de los informantes, el entrevistador buscó, en todo momento, facilitar la expresión libre de los entrevistados a partir de su marco vivencial (la práctica clínica) mientras se les invitaba a profundizar en aquellos aspectos que parecían relevantes para la investigación. Así, la guía inicial de preguntas constituyó un medio excepcional para que el investigador se familiarizaba con el campo mientras iba encontrando las rutas de búsqueda emergentes de los datos, la ruta de análisis. De esta manera, las entrevistas se fueron configurando a través de la ruta de análisis manteniendo su esencia a lo largo del trabajo y evidenciándose, finalmente en los capítulos, apartados y sub-apartados que el lector podrá encontrar.

Cabe hacer mención del ambiente propicio para el intercambio de ideas que se genero en el espacio brindado por los informantes. Una atmósfera de respeto, admiración y cordialidad mutua estuvieron presentes durante todas las entrevistas. Éstas motivaron, en ocasiones, inquietudes subjetivas y personales del investigador en lo relativo a la psicología clínica, las imágenes psíquicas y la psicología analítica, permitiendo así una escucha activa, de interés apasionado. Aunque se mantuvo un rigor académico y el tema de investigación permaneció como testigo absoluto durante las entrevistas, estos encuentros adquirieron para el investigador un significado mucho más profundo que el plano formal de la investigación, resonando en las fibras más íntimas de su pasión por el ámbito clínico, la imaginación y la psicología analítica. Puede entonces entenderse como algunos autores, para hacer énfasis en la atmósfera propicia para interlocución, prefieren referirse a espacios de discusión que a entrevistas en profundidad. Así Piñeres sugiere al respecto:

Técnicamente puede hablarse de entrevistas a profundidad, no obstante esta expresión no recoge con suficiente justicia lo sucedido en el proceso real de investigación. Por este motivo, se ha decidido referirse a los espacios de discusión para hacer énfasis en el hecho de que los encuentros con los informantes fueron espacios ricos en discusión y diálogo.

Teniendo en cuenta que se realizaron 10 entrevistas a 5 informantes, los fragmentos de las entrevistas citadas en el trabajo vienen acompañadas de una nota al pié en donde se especifica el informante citado (informante 1, informante 2, informante 3, informante 4 o informante 5) la entrevista de donde se tomó el fragmento (entrevista 1 o entrevista 2) y la fecha correspondiente.


2.3.3 Hacia una ruta de análisis El presente apartado pretende relatar de forma sucinta la manera cómo el investigador encontró una ruta de análisis para su trabajo. Como se podrá ver, las unidades de análisis y unidades de estudio no aparecen de manera explícita en los siguientes capítulos. Lo anterior es debido a que las categorías emergentes han trascendido analíticamente las unidades de estudio y unidades de análisis preliminares. La triangulación de la información entre los datos empíricos, las referencias teóricas y la visión del investigador han permitido así el orden logrado en los capítulos, apartados y sub-apartados que vienen a continuación. Dicha triangulación de la información, que implica un ejercicio de comparación constante, ha permitido así mismo confrontar los datos y encontrar convergencias y divergencias desde el análisis del contenido.

Así mismo la codificación de los datos ha constituido un elemento de capital importancia en el presente estudio. La codificación abierta y codificación axial han permitido encontrar la valencia en los datos posibilitando así la generación de emergencias, necesarias para la configuración de una ruta de análisis y, en última instancia, del orden del trabajo. El análisis de los datos así entendido, ha constituido un proceso transversal que busca identificar, codificar, categorizar y discutir los mismos mientras se analiza la información recolectada en las entrevistas y organizadas en los protocolos descriptivos, permitiendo así la configuración de una ruta de análisis.? Es decir, mediante el proceso aquí descrito la unidad de estudio y unidades de análisis preliminares devienen en la ruta de análisis que fue emergiendo y ha conservado su esencia desde ese momento.

 

2.4 EL ENCUENTRO CON LOS INFORMANTES


El muestreo para la realización del presente estudio lo han constituido cinco psicólogos de orientación analítica. Los informantes han sido seleccionados intencionalmente y los criterios para su selección han incluido contar con experiencia en la práctica clínica (un mínimo de cinco años) y su vinculación a la psicología analítica. Adicionalmente, la participación voluntaria de los informantes constituye otro criterio de selección el cual esta formulado en el consentimiento informado y que contiene consideraciones éticas relativas al secreto profesional, el derecho a la no participación, derecho a la información y divulgación de los hallazgos (ver Anexo B).

El acceso a los informantes ha sido facilitado por el asesor de trabajo de grado y diversos docentes de psicología. Los informantes se mostraron, en todo momento, dispuestos y motivados para participar de la investigación, encontrando ellos mismos el tiempo y el espacio para atender al investigador. Teniendo en cuenta los pocos psicólogos clínicos de orientación analítica encontrados en el medio actual, el investigador se considera afortunado de contar con la disponibilidad y colaboración de los informantes. El autor queda así con un profundo sentimiento de gratitud hacia los informantes pues éstos, además de brindar la información necesaria para la elaboración del presente trabajo, han motivado, con la declaración de sus posturas y experiencias, que el investigador mantenga su fuerte afinidad por los temas aquí trabajados: el ámbito clínico, la imaginación y la psicología analítica. En los siguientes capítulos, el lector encontrará distribuidos los hallazgos de la presente investigación.

NOTAS DE PIE DE PÁGINA

(1) PIÑERES SUS, Juan David. La clínica, los sueños y las lógicas diversas: Estudio fenomenológico sobre el trabajo con el contenido del sueño en la intervención clínica. Medellín, 2006, 268. p. Trabajo de grado (Maestría en psicología). Universidad San Buenaventura. Facultad de psicología. Línea de estudios clínicos.

(2) FREUD, Sigmund. Los textos fundamentales del psicoanálisis. Barcelona: Atalaya, 1993. p. 194.

(3) HERACLITO citado por HILLMAN, James. El Mito del análisis. Barcelona: Siruela, 2000. p. 42.

(4) DURAND, Gilbert. La imaginación simbólica. Barcelona: Anthropos, 2000. p. 9.

(5) Ibid., p. 10.

(6) JUNG, Carl G. citado por DURAND, Ibid., p. 13.

(7) JUNG, Carl G. Símbolos de Transformación. Buenos Aires: Paidós, 1998. p. 234.

(8) DURAND, Op. cit., p 13.

(9) Ibid., p 13.

(10) Ibid., p. 15.

(11) Ibid., p. 19.

(12) CORBIN, Henry. La imaginación creadora en el sufismo de Ibn ´Arabi. Barcelona: Destino, 1993. p. 26.

* Para la elaboración de este punto ha resultado indispensable el capítulo de Kugler, A bridge to the sublime, encontrado en:
KUGLER, Paul. Raids of the Unthinkable: Freudian and Jungian Psychoanalyses. Louisiana: Spring Journal, 2005. p. 3 – 20.

(13) Ibid., p. 4 – 5.

(14) COLEPSTON, Frederick citado por KUGLER, Ibid., p. 6.

(15) Ibid., p. 7.

(16) PARACELSO citado por KUGLER, Ibid., p. 8.

(17) HILLMAN, James. Re-imaginar la psicología. Madrid: Siruela. 1999. p. 57 – 71.

(18) KUGLER, OP. cit., p. 12 – 13

(19) KUGLER, Op. cit., p. 13.

(20) “Para los ojos del hombre de la imaginación, la naturaleza en sí misma es imaginación.”
“To the eyes of the man of imagination, nature is imagination itself.”
BLAKE, William, citado por LARSEN, Stephen. The Mythic Imagination. Vermont: Inner Traditions International, 1996. p. 8.

(21) DURAND, Op. cit., p. 50.

(22) Ibid.

(23) JUNG, Carl G. Tipos psicológicos. Buenos Aires: Suramericana, 1972. p. 27.

(24) BACHELARD, Gastón. La Poética del Espacio. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1990. p. 11.

* Cabe señalar que en el presente trabajo el termino alma será empleado libremente e intercambiado a menudo por los términos psique (psyché del griego) y anima del latín.

* * Este caso no suele ocurrir, por ejemplo en la filosofía alemana donde la diferencia entre alma y espíritu (die Seele y der Geist) parece tan clara.
Ibid.

(25) HILLMAN, Re-imaginar la psicología, Op. cit., p. 167.

(26) “Soul is at home in the deep, shaded valleys. Heavy torpid flowers saturated with black grow there. The rivers flow like warm syrup. They empty into huge oceans of soul.
Spirit is at land of high, white peaks and glittering jewel like lakes and flowers. Life is sparse and sounds travel great distances.”
HILLMAN, James. A blue fire. New York: Harper Perennial, 1991. p.115.

(27) SHARP, Daryl. Lexicon Jungiano: Compendio de Términos y Conceptos de la psicología de Carl Gustav Jung. Santiago de Chile: Cuatro Vientos, 1994. p.1.

(28) “Depth psychology developed out of an attempt to explain the role imaging plays in personality formation and psychopathology”.
KUGLER, Op. cit., p. 3.

(29) KUGLER, Ibid., p. 14.

(30) KUGLER, Ibid.

(31) STEVENS, Anthony. Jung o la Búsqueda de la Identidad. Madrid: Editorial Debate, 1994. p.29.

(32) JUNG, Carl G. citado por SHARP, Op. cit., p. 36.

(33) JUNG, Carl G. citado por STEVENS, Op.cit., p.44.

(34) KUGLER, Op. cit., p. 15.

(35) “One could also describe these forms as categories analogous to the logical categories which are always and everywhere present as the basic postulates of reason. Only, in the case of our “forms”, we are not dealing with categories of reason but categories of the imagination.”
JUNG, Carl G. citado por KUGLER, Op.cit., p.15.

(36) ADAMS, Michael V. The Fantasy Principle: Psychoanalysis of the Imagination. Nueva York: Brunner-Routledge, 2004 p. 9.

(37) “The so called façade is by no means a fake or a deceptive distortion; on the contrary , it follows the plan of the building …”
JUNG, Carl G. Dreams. Nueva Jersey: Princeton University Press, 1974. p. 97.

(38) “traduttore, traditore”
BACHELARD, Op. cit., p. 16.

(39) Ibid., P. 8.

(40) LARSEN, Op. cit., p. 49.

(41) ADAMS, Op.cit., p. 6-7.

(42) HINCAPÍE GARCÍA, Alexander. Lectura mito poética y literaria de los universos de significado, las prácticas y los contextos contemporáneos de lo masculino en la obra cinematográfica de tres directores hispanoamericanos: En la emergencia de espacios de contestación antinormativos. Medellín, 2006, 198. p. Trabajo de grado (Maestría en psicología). Universidad San Buenaventura. Facultad de Psicología. Línea de estudios clínicos.

(43) PIÑERES SUS, Op. cit.

(44) HINCAPÍE VALENCIA, Germán E. La psicoterapia entre el cielo y el infierno: De las relaciones entre el Mito y la Psicoterapia. Medellín, 2000, 233. p. Trabajo de grado (Psicología). Universidad de Antioquia. Facultad de ciencias sociales y humanas. Departamento de psicología.

(45) HINCAPÍE GARCÍA, Op. cit.

(46) PIÑERES SUS, Op. cit.

(47) HINCAPÍE VALENCIA, Op. cit.

(48) ADAMS, Op. cit.

(49) KUGLER, Paul. The alchemy of discourse. Ottawa: Daimon Verlag, 2002.

(50) HILLMAN, El Mito del análisis, Op. cit. p. 28.

* James Hillman en su libro Re-imaginar la psicología plantea dicha necesidad. Sin embargo, no se trataría de derrocar, anular o ignorar los planteamientos existentes sino, más bien, de crear una reflexión al interior de los mismos que permitan su justa y adecuada transformación.
HILLMAN, Re-imaginar la psicología, Op. cit.

(51) Ibid., p. 41.

(52) Ibid., p.42.

(53) PIÑERES SUS, Op.cit.

(54) HILLMAN, A Blue Fire, Op. cit., p. 73

(55) MARTINEZ, Miguel. Comportamiento Humano. Nuevos Métodos de Investigación. México D.F.: Trillas, 1989. p.197.

(56) BACHELARD, Op. cit., p. 7 – 16.

(57) BACHELARD, Gastón. La poética de la ensoñación. Bogotá: Fondo de Cultura Económica, 1998. p. 9 – 23.

(58) Ibid. p. 11

(59) Ibid. p. 14

(60) PIÑERES SUS, Op. cit.

* El proceso de fragmentación, codificación y categorización de la información ha sido notablemente facilitado por la mesa de trabajo electrónica (workbench) denominada Atlas. t.i, cuyo software fue utilizado en los sistemas de la Universidad San Buenaventura y la Universidad de Antioquia.
ELIADE, Mircea. Mito y realidad. Barcelo

Fin de la Primera Parte

 

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