Robert H. Hopcke es terapeuta matrimonial y familiar y ejerce en práctica privada en Berkeley, California, desde 1986. Especializado en el trabajo sobre sexualidad, religión y espiritualidad. Conocido internacionalmente por el best seller nacional de 1997 There Are No Accidents, traducido a docenas de idiomas. Es autor de la primera obra completa en inglés sobre la homosexualidad dentro del campo de la psicología analítica, Jung, Jungians and Homosexuality, y su Guided Tour of the Collected Works, publicado en 1989, y del cual se extrae esta definición de Viejo Sabio.
________________________________________
Traducido del inglés por Juan Carlos Alonso González
VIEJO SABIO
«El conocimiento, la reflexión, el discernimiento, la sabiduría, la inteligencia y la intuición», escribe Jung que son cualidades asociadas a la figura arquetípica que llegó a llamar el Viejo sabio. Como otra cara de lo masculino arquetípico, una cara muy distinta de la cara del Héroe o del Padre, el Viejo sabio es una figura universal en el rico acervo de la religión mundial y la mitología, una figura con la que Jung tuvo contacto interno directo en diversas formas a lo largo de su vida.
Las palabras que acabamos de citar dejan claro que el arquetipo del Viejo sabio es la personificación psíquica de lo que Jung identificó como el espíritu, sobre todo el espíritu como conocimiento o sabiduría, del Logos en sus múltiples formas y efectos. Aunque paternal y heroico de cierta manera, el Viejo sabio también es un símbolo de cierta cualidad de espíritu masculino sin relación con el Padre o el Héroe, una quietud, un secretismo de monasterio, una fuerza que no se expresa en las ambiciones fálicas del Héroe o en la procreatividad del Padre, sino una fuerza que viene de dentro, una fuerza mágica que guía y fortalece las luchas internas del individuo. Una figura de la cultura occidental, que Jung menciona en relación con este arquetipo, y que encarna el Viejo sabio en la imaginación popular, es la de Merlín en las leyendas artúricas – el Hechicero y el Mago, el Consejero y el Guía, el Brujo y el Buscador de la verdad.
Al igual que el Héroe, el Viejo sabio no es una figura restringida sólo a la psicología de los hombres, pero puede aparecer en una mujer como la encarnación de un determinado lado de su animus, especialmente la que Jung llegó a llamar el animus positivo, la fuerza útil y oculta de su sabiduría y espíritu interior, que transforma y crea, una figura que exhorta sin presionar a seguir adelante y hacia arriba, que dirige y da consejos sin ordenar o mandar. Por lo tanto, dada la falta trabajos extensos de Jung sobre el arquetipo del Padre en concreto dentro de la Obra Completa, se podría ver al Viejo sabio, para mujeres y hombres, como un derivado particular del Padre arquetípico, Yahvé en su mejor atuendo.
Aunque el Viejo sabio ciertamente no es todo lo que hay del Padre o de la masculinidad en el plano colectivo, hay que darle crédito a Jung que sus experiencias con este muy útil e inspirador arquetipo dominante, ocupan un lugar importante en de sus escritos. De hecho, la propia figura de Jung, sobre todo en sus últimos años, llegó a encarnar cada vez más al Viejo sabio para quienes lo rodeaban, con el resultado de que la figura de Jung mismo ha reunido en torno a ella tanto la oscuridad como la luz de los lados de este arquetipo. Jung el sanador ideal, místico y maestro como es visto por sus seguidores, pacientes y estudiantes; Jung el fundador de un culto, el gurú pomposo, el simpatizante totalitario, como es visto por sus detractores. Por lo tanto, no es difícil diferenciar la proyección Viejo sabio que está detrás de gran parte de las controversias recientes sobre la persona de Jung.
El tratamiento más extenso de Jung sobre el Viejo sabio es «La fenomenología del Espíritu en los Cuentos de Hadas», cuyos análisis psicológicos de los cuentos de hadas particulares pueden ser un poco complejos, especialmente hacia el final. El lector está obligado a tomarse su tiempo y a perseverar. Para profundizar en el Viejo Sabio se requiere ir un poco más lejos. El bien conocido interés de Jung sobre la alquimia y las obras de varios alquimistas lo llevaron a un conocimiento íntimo de su compatriota suizo, el alquimista medieval Paracelso, figura semejante a la del Viejo sabio en ciertas maneras: excéntrico, obsesionado con la sabiduría interior, solitario, y mago. Jung fue invitado a hacer dos abordajes cortos para las celebraciones conmemorativas de Paracelso que lo perfilan como una figura, más que presentar su sistema alquímico y espiritual (como Jung hace en otros lugares con gran detalle). En el artículo «Acerca del renacimiento» presenta una figura de la mística islámica, Khidr, que también tiene un cierto parecido con el Viejo sabio. Por último, recomiendo el último capítulo de Aion, en el que Jung integra en una sola estructura coherente la interrelación de varias figuras arquetípicas en la constitución de la totalidad del Self. El Viejo sabio aparece aquí en diversas formas en cuaternios que Jung examina. La obvia conexión del Viejo sabio con los arquetipos tanto del Padre como del Trickster hace que sea importante leer materiales sobre estos arquetipos, para arrojar más luz sobre diversos aspectos del Viejo sabio.
Existe una escasez de fuentes secundarias sobre el viejo sabio como tal. El libro de Emma Jung y Marie-Louise von Franz, La leyenda del Grial, examina la figura y función de Merlín en el ciclo artúrico, de una manera que puede ser útil en el incremento de la propia visión de este importante arquetipo dominante, al igual que la interpretación de los cuentos de hadas en la que el Viejo sabio juega un papel, presentado por von Franz en Individuation in Fairy Tales. De todos modos, hay un vacío en la literatura del Viejo sabio, a ser llenado por futuros autores Junguianos.
Referencia
Hopcke, Robert (1989). A Guided Tour of the Collected Works of C. G. Jung. California: Shambhala.
Debe estar conectado para enviar un comentario.